Hace 122 millones de años, en las zonas costeras de un archipiélago de clima tropical formado por pequeñas islas conectadas por estuarios y marismas, en la actual provincia de Castellón, se daba una diversidad animal inaudita. A una rica fauna de peces, anfibios, cocodrilos y tortugas, se les unían, que se tenga constancia, otros cuatro grupos distintos de dinosaurios (saurópodos, terópodos, ornitópodos y tireóforos). Unos reptiles que dominaron el ecosistema durante millones de años en el Cretácico temprano y cuyos descendientes acabaron en la península Ibérica, África y Asia, donde se diversificaron en otras subespecies. Ahora, el descubrimiento de un hueso de mandíbula y un diente, junto a cinco vértebras, que se publica hoy en ’Scientific Reports’ de la revista científica Nature, añade un nuevo familiar al árbol de la historia de estos animales: el Protathlitis cinctorrensis.