Para que un producto llegue a las farmacias es obligatorio realizar antes diversas pruebas con él. Cuando se ha identificado una sustancia que puede tener un uso terapéutico, primero se prueba en cultivos celulares y animales, generalmente ratas de laboratorio o ratones. En esas primeras pruebas se analiza su posible toxicidad y si provoca efectos adversos graves, además de su esperada eficacia terapéutica. Una vez que se ha comprobado que no es tóxica, no causa problemas graves y se ha demostrado eficacia en modelos animales, llega la verificación definitiva, se prueba en seres humanos. A esta última y crucial prueba se le llama ensayo clínico.