Identifican la columna volcánica más alta jamás registrada

El pasado enero, el volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai , en el Pacífico sur, entró repentinamente en erupción. La violenta explosión , una de las más poderosas jamás observadas, envió ondas de choque por todo el mundo y provocó devastadores tsunamis que dejaron a miles de personas sin hogar. Además, expulsó una colosal columna de humo, la más grande jamás registrada. Un equipo internacional de investigadores ha conseguido medirla con precisión: alcanzó los 57 km de altura y llegó a la mesosfera, una de las capas intermedias de la atmósfera. Hasta ahora, los científicos carecían de una forma precisa de medir la altura de la columna volcánica. Normalmente, se puede estimar midiendo la temperatura registrada en la parte superior por satélites infrarrojos y comparándola con un perfil de temperatura vertical de referencia. Esto se debe a que en la troposfera (la primera y más baja capa de la atmósfera terrestre), la temperatura disminuye con la altura. Pero si la erupción es tan grande que la pluma penetra en la siguiente capa de la atmósfera (la estratosfera), este método se vuelve ambiguo porque la temperatura comienza a aumentar nuevamente con la altura (debido a que la capa de ozono absorbe la radiación solar ultravioleta). Para superar este problema, los investigadores utilizaron un método novedoso basado en un fenómeno llamado ‘efecto de paralaje’. Se trata de la diferencia aparente en la posición de un objeto cuando se ve desde múltiples líneas de visión. Es algo que podemos comprobar de forma muy sencilla: cerramos el ojo derecho y extendemos una mano con el pulgar levantado hacia arriba. Si luego cambiamos de ojo, de modo que el izquierdo esté cerrado y el derecho abierto, el pulgar parecerá moverse ligeramente contra el fondo. Al medir este aparente cambio de posición y combinarlo con la distancia conocida entre los dos ojos, podemos calcular la distancia a nuestro pulgar. Mayor que el Pinatubo La ubicación del volcán Tonga está cubierta por tres satélites meteorológicos geoestacionarios, por lo que los investigadores pudieron aplicar el efecto de paralaje a las imágenes aéreas que capturaron. Durante la erupción, los satélites registraron imágenes cada 10 minutos, lo que permitió documentar los cambios rápidos en la trayectoria de la pluma. Los resultados mostraron que la pluma alcanzó una altitud de 57 kilómetros en su punto más alto, superando a la de la erupción de 1991 del Monte Pinatubo en Filipinas (40 km en su punto más alto) y la de 1982 de El Chichón en México (31 km). También convierte a la pluma en la primera evidencia observacional de una erupción volcánica que inyecta material a través de la estratosfera y directamente en la mesosfera, que comienza a unos 50 km sobre la superficie de la Tierra. «Es un resultado extraordinario, ya que nunca antes habíamos visto una nube de este tipo tan alta», afirma Simon Proud, de la Universidad de Oxford y autor del estudio que este jueves publica la revista ‘Science’. «Además, la capacidad de estimar la altura de la forma en que lo hicimos nosotros (usando el método de paralaje) solo es posible ahora que tenemos una buena cobertura satelital. No habría sido posible hace una década más o menos», añade. MÁS INFORMACIÓN noticia No Algo extraño sucede en la frontera del Sistema Solar noticia Si Descubren, cerca de la Tierra, un nuevo asteroide ‘asesino de planetas’ Ahora, los investigadores de Oxford tienen la intención de construir un sistema automatizado para calcular las alturas de las columnas de volcanes utilizando el método de paralaje. También están interesados en responder otras preguntas científicas que aún quedan en el aire: Por qué subió tanto el penacho de Tonga; de qué estaba compuesto; o cuáles serán los impactos climáticos de esta erupción.