La ketamina se empezó a usar a partir de la década de los sesenta como anestesia en los quirófanos y en los campos de batalla, además de ser una droga recreativa consumida en fiestas. “Pero, hace unos 20 años, un equipo de científicos de Estados Unidos descubrió accidentalmente que en dosis muy bajas puede mejorar rápidamente el estado de ánimo de pacientes con depresión”, explica Hailan Hu, profesora y directora ejecutiva del Centro de Neurociencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang (China).