Las seis emociones que comunicamos a gritos

Por 16/04/2021 Portal

El grito de Munch -que aunque está pintado casi podemos escucharlo-, el de la famosa escena de la ducha en ‘Psicosis’, los que se lanzan en las intimidantes ‘hakas’ maoríes, el ‘irrintzi’ tradidional vasco, el de auxilio… Los gritos humanos pueden indicar diversos estados de ánimo y situaciones, y son más diversos acústicamente de lo que se pensaba. Un estudio publicado recientemente en ‘PLOS Biology’ señala que, curiosamente, los gritos no alarmantes, como los que indican alegría o placer, son percibidos y procesados por el cerebro humano de forma más eficiente.

Los humanos somos únicos gritando. En el resto de primates y otras especies de mamíferos, las llamadas similares a nuestros gritos se utilizan con frecuencia como una señal de alarma exclusivamente en contextos negativos, como conflictos sociales, la presencia de depredadores u otras amenazas. Nosotros también gritamos cuando nos asustamos, para señalar el peligro y espantar a los depredadores, pero también cuando experimentamos otras emociones como la desesperación y la euforia.

Estudios anteriores se han centrado en gran medida en los alarmante gritos de miedo, por lo que el significado más amplio de varios tipos de gritos no estaba claro. En el nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Zúrich, abordaron esta brecha de conocimiento utilizando cuatro experimentos psicoacústicos, de toma de decisiones perceptuales y de neuroimagen.

Se pidió a doce participantes que vocalizaran gritos positivos y negativos que podrían ser provocados por diversas situaciones. Un grupo diferente de individuos calificó la naturaleza emocional de los gritos, los clasificó en diferentes categorías y se sometieron a imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) mientras los escuchaban.

Los resultados revelaron seis tipos de gritos psicoacústicamente distintos, que indicaban dolor, ira, miedo, placer, tristeza y alegría. Los oyentes respondieron con mayor rapidez y precisión, y con mayor sensibilidad neuronal, a los gritos positivos que a los alarmantes. Específicamente, los gritos menos alarmantes provocaron más actividad en muchas regiones cerebrales auditivas y frontales. Según los autores, estos hallazgos muestran que los gritos son más diversos en su naturaleza comunicativa y de señalización en los seres humanos de lo que se supone con frecuencia.

Más allá de la supervivencia
«Los resultados de nuestro estudio son sorprendentes en el sentido de que los investigadores suelen asumir que el sistema cognitivo humano y de los primates está específicamente ajustado para detectar señales de peligro y amenaza en el medio ambiente como un mecanismo de supervivencia. Se suponía que era el propósito principal de la señalización comunicativa en los gritos. Si bien esto parece cierto para los primates y otros animales, parece haberse diversificado en gran medida en los humanos, y esto representa un paso evolutivo importante», explica Sascha Frühholz, autor principal del estudio. «Los humanos comparten con otras especies el potencial de señalar peligro cuando gritan, pero parece que solo los humanos lo hacen para señalar también emociones positivas como la alegría y el placer extremos».

Este tipo de gritos han ganado importancia entre los humanos frente a las señales de alarma, algo que el investigador achaca a «los requisitos de nuestros contextos sociales evolucionados y complejos».