Todos los alimentos que consumimos tienen un color, un sabor y un olor específico debido a sus diversos aromas naturales y colorantes. Por ejemplo, la Coca-Cola es de color negro debido a que en su composición se encuentra un determinado colorante alimentario: el E150d, conocido como color caramelo. El color oscuro de las cervezas negras es debido al empleo de maltas en su elaboración, las cuales, a su vez, obtienen su color durante el proceso de tueste, puesto que es el grado de quemado de la malta lo que determina el color final de la bebida. El mojito es de color azulado debido al curazao azul, que se elabora a partir de la destilación alcohólica de cáscaras de naranjas amargas –variedad Curazao- mezcladas con finos alcoholes y jarabe de azúcar refinada. Transparentes versus opacos La luz consiste en ondas electromagnéticas, basadas en la influencia que tienen unas partículas eléctricas sobre otras. Si movemos un electrón se crea una onda que se transmite por el espacio y es, precisamente, esa onda lo que conocemos como «luz». Si la vibración de la onda es muy lenta –baja frecuencia- hablamos de microondas, de ondas de radio o de ondas infrarrojas; si la frecuencia de la luz es más alta entramos en el llamado espectro visible –lo que percibimos con nuestros ojos- pero si la frecuencia sigue subiendo nos adentramos en el espectro de la luz ultravioleta, los rayos X o los rayos gamma. Si un cuerpo deja pasar luz azul decimos que es transparente al azul, mientras que, si no la deja pasar y la absorbe, decimos que ese cuerpo es «opaco» al color azul. El agua no siempre es transparente El agua es una molécula formada por tres átomos, dos de hidrógeno y uno de oxígeno que están unidos por enlaces covalentes. Un descubrimiento que se produjo en el año 1781 gracias a los experimentos del científico Henry Cavendish (1731-1810), ya que hasta ese momento se pensaba que era una sola sustancia química la responsable de la composición del agua. A diferencia de otros líquidos y bebidas, el agua carece de pigmentos que absorben cierta longitud de ondas de luz y que reflejan otras, lo cual le proporcionaría un color determinado. Si bien es cierto, que el agua reacciona de forma muy diferente ante las distintas ondas electromagnéticas. Así, por ejemplo, si sometemos el agua a la acción de las ondas de baja frecuencia (microondas) sus moléculas se agitan y rotan rápidamente de un lado para otro a enorme velocidad (2.400 millones de veces por segundo). En ese movimiento chocan con las que hay en el entorno y les transmiten energía, de forma que el agua es opaca para este tipo de ondas. Si aumentamos la frecuencia y pasamos a la luz visible, lleva demasiada energía como para excitar los movimientos de las moléculas, pero insuficiente como para mover los electrones de los átomos, por este motivo pasa a través del agua y hace que la luz visible sea transparente. Si seguimos subiendo en frecuencia, la luz ultravioleta excita los electrones de los átomos. Los rayos X y gamma tienen tanta energía que pueden arrancar electrones de los átomos, siendo el agua nuevamente opaca. MÁS INFORMACIÓN noticia No El mayor supervolcán de Europa se prepara para una nueva erupción noticia No Hallan las primeras ‘flautas’ prehistóricas, que datan de hace 12.000 años En conclusión, podríamos decir que el agua es transparente a la luz visible, pero no a la luz que nuestros ojos no pueden captar. SOBRE EL AUTOR pedro gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.