Cervera de Buitrago es un pueblo de la Comunidad de Madrid situado a la sombra de la Sierra Norte, que surgió en la época de la Ál-Andalus para controlar el centro peninsular frente al ataque de las hordas cristianas. Se cuenta que en 1928 se desplazó hasta allí un periodista para escribir un artículo sobre un pueblo exótico de la provincia madrileña. El alcalde le recibió con entusiasmo y entre bendiciones le explicó, que «los mozos que iban al servir al rey eran devueltos porque dicen que eran mancos. ¡Mancos y tenemos más dedos que otros !». Y es que, en efecto, en este pueblo considerado por aquel entonces alejado de la mano de Dios, vivían muchos habitantes con polidactilia , con seis dedos, que eran excluidos para realizar el servicio militar en la España de Miguel Primo de Rivera. El motivo del sexto dedo no era otro que la endogamia de los habitantes del pueblo. No todos tienen cinco dedos La mayoría de los topos y el oso panda tienen seis dedos en lugar de cinco, pero la realidad es que la mayoría de los mamíferos –como ballenas, murciélagos o primates- tienen cinco dedos, son pentadáctilos. Es cierto que algunos tienen menos dedos como los cánidos y félidos, que tienen cuatro en sus patas traseras, los rinocerontes que tienen tres, los camellos y los ciervos, que solo cuentan con dos, o los caballos, que tienen uno. La verdad es que todos los mamíferos tetrápodos –los de cuatro patas- tienen inicialmente un patrón de cinco dedos, lo que sucede es que a lo largo de la vida embrionaria se van fusionando y reducen su número. Un abuelo pentadáctilo Si echamos la vista atrás y nos remontamos al Carbonífero –hace entre 330 y 345 millones de años- encontramos un pariente común a todos estos animales, el Eucritta, que ya tenía cinco dedos. Todavía mucho más atrás, en el Devónico, encontramos unos peces –los sarcopterigios- que empezaron a transformar sus aletas para poder arrastrarse por el fondo. Al principio tenían un número elevado de radios que sostenían su estructura anatómica, con el paso del tiempo se fueron fusionando entre sí hasta que Acanthostega desarrolló las primeras patas con ocho dedos. De aquellas patas sus descendientes terrestres fueron desprendiéndose de todo lo que estorbaba para deambular. Y es que la evolución premia los ahorros. Los linajes de animales con un número de dedos mayor se fueron extinguiendo, posiblemente porque tener cinco dedos permitía ventajas evolutivas: durante la marcha la mano miraba hacia el frente y no dificultaba. Conectados con la divinidad Pero claro, no todos los seres humanos tenemos cinco dedos hay algunas personas que tienen más. Esta anomalía genética – polidactalia – es más frecuente en la raza negra y el sexo masculino. Los estudios familiares han encontrado que hay tres genes responsables de la polidactilia: el gen GL13, situado en el cromosoma 7, el gen PAPA2, del cromosoma 13, y el gen PAPA3 del cromosoma 19. Los Amish son un minoritaria población estadounidense, extremadamente conservadora y religiosa, en la que un gran número de miembros de su comunidad tiene seis dedos en manos y/o pies. La explicación que se ha dado a esta rareza es el llamado efecto fundador, esto es, la consecuencia biológica se deriva de la creación de una población nueva de individuos a partir de un número reducido de estos. Es muy posible que entre los doce individuos fundadores de la comunidad Amish uno de ellos fuera portador de la alteración genética de la polidactilia. Una última curiosidad, se han encontrado en la América precolombina huellas de manos con polidactilia y sandalias de cerámica con adaptaciones para un dedo adicional, así como tumbas con esqueletos con seis dedos en los pies que fueron enterradas con ricos abalorios. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Solo quedaron 1.200: La casi extinción de nuestros primeros ancestros estuvo a punto de condenar a nuestra especie a no existir noticia Si Avi Loeb confirma que el objeto Im1, que cayó en el Pacífico en 2014, vino de otras estrellas Y es que, por ejemplo, para los mayas estas personas eran consideradas sagradas, pensaban que estaban conectadas con la divinidad, por lo que gozaron de ciertos privilegios sociales.