Sé que usted no tiene duda de que su mascota, perro o gato, es un animal consciente, es decir, que se da cuenta de las cosas que pasan y tiene pensamientos que implican previsiones, deseos e intenciones. Saben, por ejemplo, cuando llega usted a casa o cuando va a darles la comida. No obstante, imaginarnos dentro de su mente para saber cómo es ser perro o ser gato es tan imposible como imaginarnos en la mente de cualquier otra persona, porque la principal y más genuina característica de la consciencia, incluida la de los animales, es la subjetividad: mi consciencia es mía, solo mía, la suya es suya, solo suya.