Más allá de la ciencia, la física cuántica traspasó las fronteras científicas para instalarse en el imaginario de los literatos del primer tercio del siglo XX
Según un estudio publicado en la revista Biology Letters, las ostras son una de las criaturas que viven en sincronía con la luna, ya que el ciclo lunar influye en la amplitud de la apertura de sus conchas.
Reloj biológico
Tras rastrear 12 ostras del Pacífico, Crassostrea gigas, que se sumergieron a lo largo de la costa francesa, se observaron cuidadosamente a través de tres ciclos lunares, cada uno de los cuales dura 29,5 días. Utilizando electrodos, midieron la amplitud con la que las ostras abrieron sus conchas cada 1,6 segundos, y luego compararon esos datos con datos sobre el ciclo de la luna.
Descubrieron así que las ostras prestaban atención a las fases de la luna: a medida que la luna crecía o se llenaba, las ostras estrechaban sus conchas, sin cerrarlas nunca por completo. Y cuando la luna comenzó a menguar, o retrocedió a la fase de luna nueva, volvieron a abrir sus conchas.
Lo que eso sugiere es que las ostras pueden depender de un reloj lunar interno en lugar de señales directas, como la intensidad de la luz de la luna. Si ese fuera el caso, abrirían sus conchas por igual durante el primer cuarto de luna y el último cuarto de luna ya que la intensidad de la luz sería similar. Pero las ostras reaccionaron de manera diferente a esas fases, lo que sugiere que están siguiendo un calendario interno en lugar de reaccionar a la luz de la Luna.
Pero ¿por qué las ostras se preocupan por las fases de la luna? Laura Payton, coautora del estudio de la Universidad de Burdeos, señala lo siguiente:
Sabemos que las ostras abren sus válvulas cuando hay comida, e investigaciones anteriores han demostrado que el movimiento del plancton, que las ostras filtran del agua de mar y consumen, está influenciado por la luz de la luna.
Las ostras no son las únicas criaturas que siguen ciclos lunares. Socenas de especies de coral usan la luz de la luna como una señal para liberar sus fajos de huevos y esperma. Algunas especies de cangrejos también usan la intensidad de la luz de la luna para indicar el inicio de sus migraciones de apareamiento. El salmón, el calamar y el plancton también sincronizan sus ciclos de vida con la luna.
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Las ostras abren y cierran sus caparazones sincronizadas con las fases de la Luna
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¿Matar a una persona para evitar la muerte de diez? ¿Torturar a una víctima para evitar que otro la torture de forma más cruenta? ¿Cometer alguna ilegalidad porque finalmente otra persona la acabara cometiendo igual? Todos ellos son dilemas, irresolubles mediante la lógica, que se resuelven bajo el prisma moral del consecuencialismo.
El consecuencialismo, pues, sostiene que la moralidad de una acción depende solo de sus consecuencias (el fin justifica los medios)
Ética teleológica
El consecuencialismo, o ética teleológica, se refiere a todas aquellas teorías de la ética normativa que sostienen que la corrección o incorrección de nuestras acciones está determinada por el valor o desvalor que ocurre debido a ellas. También se le conoce como ética consecutiva, ya que se basa el juicio de los actos en sus consecuencias, y se opone a la éticas deontológicas, que sostienen que la moralidad de una acción es independiente del bien o mal generado a partir de ella.
Jeremy Bentham, padre del utilitarismo, una de las principales teorías consecuencialistas.
Un tipo de ética teleológica, el que quizá más nos interesa cuando valoramos moralmente una cuestión cotidiana, es el utilitarismo, es decir: una acción es moralmente correcta si predominan los resultados favorables sobre los indeseables, independientemente de quiénes sean los beneficiarios. Por tanto, la mejor acción posible es aquella que produce el mayor bien; tal y como sería medido por un observador imparcial.
En contra de las éticas consecuencialistas se ha argumentado que es imposible estimar completamente las consecuencias de una acción, por lo que es difícil alcanzar juicios seguros sobre estas. Así que, en vez del consencuencialismo, otros apuestan por la ética de la virtud: sostener unos principios éticos intocables, suceda lo que suceda (incluso aunque sea malo para uno o malo para todos).
Naturalmente, ninguno de nosotros adopta una u otra forma de conducirse por el mundo de forma absoluta, sino que bascula de uno a otro extremo en función de las circunstancias y, también, de sus propias matrices morales. La teoría de las matrices morales o los fundamentos morales fue propuesta por primera vez por los psicólogos Jonathan Haidt y Craig Joseph, en base al trabajo realizado por el antropólogo cultural Richard Shweder, y ha sido subsecuentemente desarrollada por un diverso grupo de colaboradores, y popularizada en el libro de Haidt titulado La mente de los justos.
Nuestros matrices morales también nos inclinan a adoptar toda clase de decisiones, incluidas las políticas (desde nuestra posición al aborto a si escoramos hacia la izquierda o la derecha).
No hay ninguna posición correcta. Todo se puede debatir y sopesar. Sin embargo, para saber hasta qué punto podéis sentir asco moral o no al obrar de forma consecuencialista, os propongo a continuación un pequeño dilema moral al respecto:
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¿Hasta qué punto el fin puede justificar los medios? Todo depende de tu matriz moral
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La monotonía excesiva aburre y desconcentra, al igual que el ruido excesivo. Hay que lograr ir basculando de un extremo al otro. Incluso en cuanto a fuentes tipográficas se refiere (en esta misma entrada verés varios tamaños y negritas, por ejemplo, amén de algún enlace).
Es lo que descubrió un grupo de psicólogos que acordó con diversos profesores reformatear los materiales pedagógicos que empleabab.
Tres fuentes inusuales
El estudio involucró a estudiantes reales en aulas reales en Chesterfield, Ohio. Los investigadores comenzaron obteniendo material de clases complementarias, como presentaciones de PowerPoint, folletos y hojas de trabajo, de una variedad de profesores. Los temas incluyeron inglés, física, historia y química.
La mitad de las clases, seleccionadas al azar, siguieron con los mismos libros. A la otra mitad les entregaron los mismos libros pero reformateados con cada una de estas tres fuentes tipográficas inusuales, como Hattenschweller, Monotype corsiva y Comic Sans Italicised.
Claramente son fuentes que, a primera vista, distraen y parecen absurdas, sobre todo en el caso de la Comic Sans. Sin embargo, estas fuentes obligaron a los estudiantes a prestar atención, a calmarse y pensar en lo que estaban leyendo
Las clases que finalmente habían hecho uso de estas fuentes tipográficas extrañas, pues, acabaron sacando mejores notas en los exámenes finales del semestre.
Este estudio demostró que la retención de material por parte de los estudiantes en una amplia gama de materias (clases de ciencias y humanidades) y los niveles de dificultad (regular, honores y colocación avanzada) se pueden mejorar significativamente en entornos naturales al presentar el material de lectura en un formato un poco más difícil de entender. Si un simple cambio de fuente puede incrementar significativamente el rendimiento de los estudiantes, uno sólo puede imaginar la cantidad de intervenciones cognitivas beneficiosas que esperan ser descubiertas.
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Cómo el uso de fuentes tipográficas distintas permite que el lector se concentre más
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A phenomenon never before seen in the Solar System.