Uno nunca sabe por dónde le lleva la vida. César Rodríguez (Salamanca, 54 años) iba para biólogo, pero acabó estudiando Medicina. Durante la carrera, cuenta, enfilaba su trayectoria profesional lejos de los pacientes, en el campo de la investigación y el laboratorio —microbiología o bioquímica, quizás—, pero conoció la medicina clínica y asistencial y se instaló al final de sus estudios como alumno interno de cardiología. Ese era su destino final hasta que dejó de serlo. Hasta que, “en el último suspiro”, en una rotación aleatoria por el área de oncología, descubrió, de la mano de su mentor, el doctor Juan Jesús Cruz, una disciplina y un mundo del que apenas conocía nada. “El cáncer, en aquel momento, en el año 1993, todavía era una enfermedad letal casi siempre, con muy escasas opciones de tratamiento. Era una especialidad donde estaba todo por hacer”, explica ahora el médico, que es oncólogo en el Hospital Universitario de Salamanca.