De la homosexualidad de los pingüinos a la masturbación de los delfines: la diversidad sexual en el mundo animal

Es sobradamente conocido el caso de George Murray Levick , el primer científico que observó un ciclo completo de pingüinos Adelia en la Antártida. Corría por aquel entonces el año 1915. Cuando publicó sus observaciones decidió censurar algunos detalles, en especial aquellos relacionados con el comportamiento homosexual , para ello utilizó anotaciones con alfabeto griego. Una información que no sería esclarecida hasta junio de 2012, casi un siglo después. Y es que la mirada a la sexualidad animal a lo largo del siglo XX estuvo sesgada y, en más de una ocasión, cuando se observaban interacciones sexuales entre individuos del mismo sexo se atribuía a explicaciones muy simplistas, o bien que no había suficientes animales del otro sexo en aquel grupo o bien que eran incapaces de distinguir los machos de las hembras. Se llegó a considerar que las relaciones homosexuales animales eran una anomalía, un renglón torcido de la naturaleza, sin embargo, la realidad es que este tipo de prácticas son muy abundantes. Algunas voces autorizadas estiman que podría haber hasta 1.500 especies que mantienen, de alguna forma, vínculos de homosexualidad. El sexo no siempre busca la reproducción En ocasiones se tiende a subrayar que la única finalidad de las relaciones sexuales en el reino animal es la reproducción, cuando esta afirmación no es del todo cierta. Hay por ejemplo animales que se masturban, como los delfines o los ciervos, o que recurren a la masturbación mutua, como sucede en delfines hembra o elefantes hembra, dos tipos de comportamientos que no guardan relación con la reproducción. También se han observado relaciones sexuales fuera del celo animal o durante un periodo en el cual el individuo no es reproductivo, bien porque es demasiado joven o bien porque es demasiado mayor, y existen, además, relaciones sexuales con hembras embarazadas. En definitiva, la sexualidad animal no siempre persigue un fin reproductivo. Diversidad en las familias animales Las familias animales tampoco siguen, en contra de lo que pudiéramos pensar a priori, un patrón universal. Encontramos especies que forman uniones del mismo sexo, familias monoparentales -de macho o de hembra-, tríos que cuidan a las crías, parejas que se juntan para criar entre todos a la descendencia… Así, por ejemplo, los macacos japoneses ( Macaca fuscata ) suelen vivir en grupos compuesto por un elevado número de hembras y una cantidad reducida de machos, en donde se establecen lazos intensos entre las hembras basado en la atracción sexual mutua. Por su parte, los grupos masculinos y femeninos del puma, león de montaña o león americano ( Puma concolor ), un mamífero carnívoro nativo de América, viven generalmente separados, pero algunos individuos, anatómicamente machos, se comportan como hembras, adquiriendo comportamientos propios de ellas. En el caso de los cisnes negros, algunos machos mudos forman relaciones estables y duraderas con parejas de su mismo sexo, las cuales suelen buscar huevos que han sido abandonados. Entre los dos miembros de la pareja los incuban y, más adelante, crían conjuntamente a los pequeños cisnes. Curiosamente, se ha observado que estas parejas, al igual que sucede con los flamencos, tienen relaciones más exitosas de paternidad que las basadas en relaciones heterosexuales. En el reino animal también encontramos animales que pueden cambiar su sexo a voluntad, como ocurre, por ejemplo, en los peces Thalassoma bifasciatum –los lábridos de cabeza azul – que comienzan su vida como hembras pero que en cierto momento del desarrollo pueden ser machos. MÁS INFORMACIÓN noticia No Un nuevo meteorito cae en Marte: «Es el cráter reciente más grande que jamás hayamos visto» noticia No Un agujero negro ‘vomita’ los restos de una estrella tres años después de devorarla Y es que, aunque los Homo sapiens nos creamos diferentes y singulares hasta en lo que a sexualidad se refiere, la realidad es que no somos más que otro animal, un pequeño subconjunto dentro de la enorme diversidad que encontramos en la naturaleza. SOBRE EL AUTOR Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.