El impacto que ha tenido en las últimas semanas el desenlace del caso Folbigg no tiene nada de extraño, contiene todos los ingredientes de un auténtico thriller: una mujer acusada de haber asesinado a sus cuatro bebés, una científica empeñada en demostrar su inocencia mediante investigaciones genéticas, un sistema judicial reticente a admitir los nuevos datos, una sentencia final absolutoria que transforma a “la peor asesina en serie de la historia de Australia” en la víctima del “más grave error de la justicia australiana”…