Descubren la primera serpiente que destripa y se come vivas a sus presas

Por 30/09/2020 Portal

Es posible ver a un ave o a un monstruoso dragón de Komodo tragándose una presa entera (no recomendamos el espectáculo). Pero si hay un animal especializado en tragarse la cena de una sola vez son las serpientes. Gracias a una colección de huesos, ligamentos y músculos especializados, algunas serpientes pueden abrir su boca hasta unos niveles nada usuales. Por eso pueden tragarse animales considerablemente mayores que ellas, como cocodrilos, ciervos, cerdos o incluso vacas, y ponerse a salvo mientras sus sufridos estómagos hacen el trabajo sucio.

Pero lo cierto es que las serpientes son animales muy diversos que recurren a muy diferentes artimañas para alimentarse. Esta semana, un estudio publicado en «Herpetozoa» ha informado de un comportamiento considerablemente ingenioso, que nunca antes se ha observado en estos reptiles: la serpiente kukri de bandas pequeñas (Oligodon fasciolatus) introduce su cabeza en el abdomen de un sapo cuya piel es venenosa, el sapo asiático de puntos negros (Duttaphrynus melanostictus), para alimentarse de sus entrañas… Mientras el animal está vivo.

La serpiente destripadora
Durante una campaña de sondeo en los bosques de Tailandia, uno de los países en los que vive la serpiente, aparte de Mianmar, Laos, Camboya y Vietnam, el herpetólogo danés Henrik Bringsøe se encontró con tres casos de esta forma de alimentación tan macabra.

Según han informado en su artículo, la serpiente usa sus dientes maxilares, especialmente alargados, para cortar el abdomen del sapo. Entonces, el reptil introduce la cabeza en la cavidad del anfibio y extrae los órganos uno a uno, mientras el sapo todavía está vivo y trata desesperadamente de huir. Esta espantosa pugna puede durar horas, según qué órganos extraiga la serpiente primero, y en ninguna de las veces observadas el sapo pudo escapar.

De esta forma, la serpiente parece esquivar las defensas naturales del anuro, fundamentalmente una potente toxina liberada en las glándulas parótidas, en torno al cuello del animal. De hecho, la táctica recuerda a las que las nutrias llevan a cabo para comer sapos comunes, en España y en otros países europeos, y que consiste en voltear la piel del animal para comerse el interior. Por eso, dejan el entorno poblado de pieles de sapo vacías.

Volviendo a Tailandia, resulta que si el sapo es más joven la serpiente kukri prefiere tragárselo. ¿Por qué? Los investigadores han propuesto dos posibles explicaciones: o bien la serpiente no se traga a los sapos adultos porque son demasiado grandes para ellas, o bien no lo hacen porque los adultos les resultan venenosos pero los pequeños no.

Una serpiente kukri de bandas pequeñas se traga un pequeño sapo en Phitsanulok, Tailandia, el 5 de junio de 2020

Kanjana Nimnuam
«Todavía no podemos responder a estas preguntas, pero seguiremos estudiando e informando sobre estas fascinantes serpientes», ha dicho en un comunicado Henrik Bringsøe.

Por si fuera poco, estas serpientes destripadoras también son peligrosas para las personas. Cuando muerden a alguien, pueden provocar grandes heridas, que pueden sangrar durante horas, porque además inyectan anticoagulantes en el torrente sanguíneo.

«Sus dientes están diseñados para infligir laceraciones en vez de incisiones», ha explicado el investigador. «Por eso, si te mordiera, sentirías que tu dedo ha sido cortado». Además, detrás de sus ojos hay dos glándulas, las glándulas de Duvernoy, que producen los ya mencionados anticoagulantes, que se cree que les sirven de ayuda cuando están destripando a los sapos.

Todo esto no es más que un ejemplo de las complejas interacciones que existen entre los depredadores y las presas, y que son fruto de millones de años de evolución.