Descubren un nuevo dinosaurio gigante con los brazos ridículos del T. rex

Por 07/07/2022 Portal

Los tiranosaurios rex son famosos por su cuerpo gigantesco del que cuelgan dos brazos diminutos como una especie de broma de la naturaleza. Pero estos carnívoros gigantes no son los únicos con unas extremidades ridículas. Un equipo de paleontólogos ha descubierto una nueva especie de dinosaurio con brazos desproporcionadamente cortos que vivió hace unos 93 millones de años en lo que hoy es el norte de la Patagonia, en Argentina. Los investigadores dicen en la revista ‘Current Biology’ que este animal, denominado Meraxes gigas , y el T. rex obtuvieron esta curiosa característica cada uno por su cuenta. Quizás, aunque es difícil saberlo, les sirvió durante el apareamiento o como un apoyo para levantarse. Ilustración de M. gigas carlos papalio «Encontramos que hay un patrón que se repite en distintos tipos de dinosaurios carnívoros de forma independiente. De las formas más primitivas a las más evolucionadas, hay una tendencia a aumentar de tamaño corporal, que la cabeza sea más grande y los brazos más cortos. Eso lo vemos en tiranosaurios, abelisáuridos (otros carnívoros bípedos) y ahora en carcarodontosáuridos, el grupo al que pertenece el nuevo dinosaurio», explica a este periódico Juan Canale, líder del proyecto en el Museo Paleontológico Ernesto Bachmann en Neuquén, Argentina. El autor subraya que el tiranosaurio no obtuvo sus brazos cortos de M. gigas o viceversa. El dinosaurio argentino no solo se extinguió casi 20 millones de años antes de que el T. rex se convirtiera en una especie, sino que también están muy separados en el árbol evolutivo. «No hay una relación directa entre ambos», subraya. Más bien, lo que ocurrió es que tener brazos diminutos de alguna manera proporcionó a las dos especies algún tipo de ventaja de supervivencia. Músculos fuertes «Se ha especulado con que los brazos proporcionalmente tan cortos del tiranosaurio eran inútiles o vestigiales, pero nosotros creemos que tenían una función», señala Canale. El motivo es que los de M. gigas «estaban formados por huesos muy robustos y grandes inserciones musculares. Además, la cintura pectoral estaba completamente desarrollada», añade. Esto significa que los brazos no se encogieron porque eran inútiles para los dinosaurios. Servían para algo, pero la cuestión era saber para qué. Sitio de la excavación Juan Canale Los investigadores no creen que estos bracitos fueran útiles para la caza, ya que «las acciones relacionadas con la depredación probablemente las realizaban con la cabeza (de más de un metro de longitud)», argumenta el autor del estudio, quien cree que los brazos se empleaban en otros tipo de actividades. «Es posible que los usaran para el comportamiento reproductivo, como sostenerse sobre la hembra durante el apareamiento o para ayudarse a levantarse después de un descanso o una caída», agrega. En algunos grupos de aves de hoy en día, descendientes de los dinosaurios, se ven también reducciones similares de los brazos, como las avestruces, los ñandúes o, de forma más extrema, el kiwi. Selección sexual A partir del registro fósil, el equipo pudo pintar una imagen de la vida de este M. gigas, llamado así por un dragón de la popular serie ‘Juego de Tronos. Cuando murió tenía 45 años, medía unos 11 metros de largo y pesaba más de cuatro toneladas. «El ambiente en el que vivía era muy diferente al que hoy tenemos en la Patagonia. Hoy es seco, con vegetación muy baja, pero hace 93 millones de años era muy húmedo, muy cálido y con muchísima vegetación -con grandes árboles- que sostenía a poblaciones enteras de dinosaurios herbívoros de varias toneladas de peso», describe Canale. Además, M. gigas tenía una gran familia. Su grupo floreció y alcanzó un pico de diversidad poco antes de extinguirse. El equipo también descubrió que el cráneo de M. gigas estaba decorado con crestas, surcos, protuberancias y pequeños cuernos, ornamentaciones que aparecen tarde en el desarrollo, cuando los individuos se vuelven adultos. Probablemente, eran útiles para atraer a parejas potenciales. «La selección sexual es una poderosa fuerza evolutiva. Pero dado que no podemos observar directamente su comportamiento, es imposible tener certeza al respecto», reconoce el paleontólogo. Para el investigador, el hallazgo de este fósil es «uno de los puntos más emocionantes de su carrera». Apareció el primer día de búsqueda. Como está en muy buen estado de conservación, el equipo espera que ofrezca más información en el futuro.