La australiana Kathleen Folbigg lleva 20 años en prisión, condenada por matar a sus cuatro hijos. Primero Caleb, de 19 días. Después Patrick, de ocho meses. Más tarde Sarah, de 10 meses. Y, por último, Laura, de 18 meses. La sentencia consideró probado que Folbigg era una monstruosa asesina en serie. La revisión del caso, impulsada por la científica española Carola García de Vinuesa y otros colegas, contempla ahora que los niños pudieron morir por causas naturales, según ha declarado este miércoles Sophie Callan, la principal abogada que asiste al juez. “El conjunto de las pruebas deja dudas razonables sobre la culpabilidad de la señora Folbigg”, ha afirmado. Podría ser una de las mayores injusticias judiciales de la historia.