Los demonios de Tasmania sufren dos tipos de cánceres transmisibles que deforman horriblemente la cara de los animales hasta que mueren de hambre o sofocación. Estas enfermedades son extremadamente contagiosas por mordiscos , un comportamiento muy habitual en las peleas por comida o parejas, lo que ha causado una rápida disminución de la población en las últimas décadas. Incluso se teme que la especie esté abocada a la extinción. Ahora, un grupo de investigadores ha logrado trazar el mapa de cómo ambos tumores surgieron y evolucionaron de forma independiente con el tiempo. Sus hallazgos muestran que aún están cambiando, especialmente uno de ellos, el menos extendido, por lo que es difícil predecir cómo afectará a los demonios en el futuro. «El increíble hecho de que los demonios de Tasmania no tengan uno, sino dos cánceres transmisibles, hace posible comparar su evolución, y esto nos brinda nuevos conocimientos sobre los mecanismos clave involucrados», señala Elizabeth Murchison, profesora en la Universidad de Cambridge y coautora del estudio que publica este jueves la revista ‘Science’. Noticia Relacionada estandar No ¿Por qué los elefantes caminan tan despacio? La ciencia encuentra la respuesta ABC Ciencia La velocidad de los animales grandes está limitada por la eficacia con la que elimina el exceso de calor generado por sus músculos Los científicos observaron las mutaciones acumuladas en los dos cánceres. «Nuestros resultados muestran que ambos surgieron a través de procesos similares y que tienen señales sorprendentes de evolución en curso», dice Murchison. Los investigadores crearon un «genoma de referencia» mejorado, esencialmente un mapa de la secuencia de ADN completa, del demonio de Tasmania y lo compararon con el ADN tomado de 119 tumores DFT1 y DFT2. DFT1 se observó por primera vez en 1996 en el noreste de Tasmania y ahora está muy extendido en la isla. DFT2, por otro lado, se observó por primera vez en 2014 y permanece confinado a un área pequeña en el sureste de Tasmania. Los científicos identificaron mutaciones en los tumores. Al seguirlas, descubrieron que DFT2 adquirió mutaciones unas tres veces más rápido que DFT1. Como las mutaciones generalmente ocurren durante la división celular, la explicación más probable es que DFT2 es un cáncer de crecimiento más rápido que DFT1, lo que subraya la importancia de DFT2 como una amenaza. Amenaza impredecible «DFT2 aún no está muy extendido entre la población de demonios, y se sabe muy poco al respecto. Nos sorprendió mucho ver lo rápido que estaba mutando, alertándonos de lo que podría ser una amenaza muy impredecible para los demonios a largo plazo», reconoce Maximilian Stammnitz, primer autor del estudio. El equipo descubrió que DFT1 surgió en la década de 1980, hasta 14 años antes de que se observara por primera vez, mientras que DFT2 surgió entre 2009 y 2012, poco antes de que se detectara. El mapeo de las mutaciones reveló que DFT1 experimentó un evento de transmisión explosivo poco después de su aparición. Esto involucró a un solo diablo infectado que transmitió su tumor a al menos seis demonios receptores. DFT1 ahora se ha extendido por casi toda la población de demonios y recientemente se ha informado en el extremo noroeste de Tasmania , una de las pocas regiones libres de enfermedades que quedan en el estado. Los investigadores también identificaron por primera vez un caso de transmisión de DFT1 entre una madre y la cría en su bolsa. Además, encontraron que el período de incubación, el tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas, en algunos casos puede ser de un año o más. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para los científicos conservacionistas que trabajan para proteger la especie. MÁS INFORMACIÓN noticia Si 70.000 euros a científicos españoles por afiliarse a universidades saudíes: «Todo el mundo lo sabía y hacían la vista gorda» noticia No Descubren el mayor secreto de los constructores mayas «Vengo de Tasmania y amo a los demonios de Tasmania , tienen un lugar especial en mi corazón», señala Murchison. «Los cánceres transmisibles representan una amenaza impredecible y sin precedentes para los demonios de Tasmania. Esta investigación destaca la importancia continua de los programas de seguimiento y conservación. También nos brinda nuevos conocimientos sobre los mecanismos evolutivos que operan en el cáncer de manera más amplia, incluso en los cánceres humanos».