Han pasado ya 47 años desde que la primera nave humana aterrizara en Marte . Fue la Viking 1, y su histórico ‘amartizaje’ se produjo el 20 de julio de 1976. Desde entonces, casi medio centenar de sondas, módulos de aterrizaje, ‘rovers’ y misiones orbitales han visitado el planeta rojo. Con la idea central de buscar signos de agua y vida, todas esas naves y vehículos robóticos han analizado la órbita, la composición del terreno, la atmósfera , la geología, la climatología y un sin número de otras características de Marte. Y ahora, por primera vez, una misión llamada InSight, en su tiempo de descuento, ha conseguido observar ondas sísmicas viajando a través del núcleo marciano, revelando su tamaño y composición exactas. Lo cual llevará a su vez a averiguar cómo pudo ese ‘planeta hermano’ de la Tierra llegar a convertirse en un mundo tan distinto al nuestro. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP Código APP Bajo la dirección de científicos de la Universidad de Bristol, un equipo internacional de investigadores utilizó los datos sísmicos adquiridos por InSight para medir directamente las propiedades del núcleo de Marte, y encontró que está compuesto por una aleación de hierro completamente líquido, pero con altos porcentajes de materiales mucho más ligeros, como el azufre, el oxígeno o el hidrógeno. Noticia Relacionada estandar No Resuelto, después de 60 años, el misterio del enorme poder de los cuásares José Manuel Nieves Un nuevo estudio revela que son consecuencia de choques entre galaxias InSight aterrizó en Marte el 26 de noviembre de 2018 en una región volcánica llamada Elysium Planitia, muy cerca del ecuador del planeta , y funcionó ininterrumpidamente hasta diciembre de 2022. A diferencia de otros aterrizadores, InSight nunca se movió de su sitio. Se trataba, en efecto, de un robot geofísico, y estaba equipado con una serie de instrumentos especialmente diseñados para estudiar el subsuelo y la evolución geológica de Marte. Llama la atención el hecho de que su misión científica se programó inicialmente para durar poco más de un año marciano (unos dos años terrestres). Pero InSight logró sobrevivir más de cuatro años, mucho más tiempo del previsto, por lo que continuó recopilando datos hasta finales de 2022. Y entre esos datos, las primeras y valiosísimas señales de ‘martemotos’, o terremotos marcianos, ondas sísmicas que fueron captadas hasta finales del año pasado.