El paseo más antiguo en América confirma que los humanos ya caminaban por allí hace 23.000 años

Nuestra especie, Homo sapiens, surgió en África hace entre 150.000 y 250.000 años. Después, hace alrededor de 80.000 años, los primeros humanos modernos salieron del continente negro y se extendieron por el resto del mundo. Pero no llegaron a todas partes a la vez. En una ruta milenaria, nuestros antepasados directos ocuparon primero Asia, donde se han encontrado restos que superan los 70.000 años de antigüedad. Después fue el turno de Europa, donde no entraron hasta hace unos 45.000, y finalmente América , el último continente en ser ocupado, hace alrededor de 14.000. O por lo menos eso es lo que se creía. Durante los últimos años, en efecto, distintas dataciones de restos humanos americanos están arrojando fechas muy anteriores, incluso más de 10.000 años más antiguas, para las primeras ocupaciones humanas del continente. Algo que desafía la teoría dominante, según la cual la última glaciación, que empezó hace 110.000 años y terminó hace 12.000, dejó aislado el continente americano, cerrando el estrecho de Bering durante decenas de miles de años, el único paso terrestre que permite el acceso a América desde Siberia, en el extremo oriental de Asia. Para los partidarios de esta idea, por lo tanto, era absolutamente imposible llegar a pie a América antes de la retirada de los hielos. Una idea, por otra parte, que la escasez de evidencias arqueológicas antiguas parecía reforzar. Así las cosas, el 23 de septiembre de 2021 una noticia inesperada sacudió a la comunidad arqueológica internacional y sembró serias dudas sobre algunos de sus métodos más utilizados. Ese día, en efecto, un equipo internacional de investigadores publicó en ‘ Science ‘ un artículo en el que se afirmaba que una serie de huellas humanas halladas en diversos estratos del lecho de un antiguo lago en el parque nacional de White Sands, en Nuevo México, demostraban que la zona fue ocupada durante por lo menos dos milenios, entre hace 23.000 y 21.000 años. Es decir, esas huellas eran casi 10.000 años más viejas de lo que deberían y, para colmo, sugerían una larga y estable ocupación humana de la zona precisamente en el apogeo del Último Máximo Glacial. «La reacción inmediata en algunos círculos de la comunidad arqueológica -explica Jeff Pigati, uno de los autores de aquél estudio- fue que la precisión de nuestra datación era insuficiente para hacer la extraordinaria afirmación de que los humanos estuvieron presentes en América del Norte durante el Último Máximo Glacial». Desde la publicación de aquel estudio, se ha debatido la exactitud de las fechas de radiocarbono argumentando que las antiguas semillas de la planta acuática ( Ruppia cirrhosa) que se utilizaron para datar las superficies en las que estaban incrustadas las huellas tienen el potencial de verse afectadas por efectos de antiguos reservorios de carbono que podrían influir en las edades obtenidas y hacerlas parecer más antiguas que realmente lo son. Nuevo estudio, nuevas pruebas Pero ahora, Pigati y sus colegas han vuelto a confirmar sus resultados. Y en un nuevo estudio que aparece hoy mismo en ‘ Science ‘ y del que es coautor principal, el mismo equipo ha utilizado nuevas técnicas de datación por radiocarbono y luminiscencia, confirmando la controvertida antigüedad de las huellas de White Sands. Abordando directamente las críticas generalizadas a su trabajo anterior, los investigadores explican que las edades, obtenidas esta vez de forma independiente de múltiples fuentes, muestran «de manera concluyente» que las huellas fueron dejadas a lo largo de un periodo que va desde hace 23.000 a 21.000 años, lo que demuestra que los humanos estuvieron presentes en la región sur de América del Norte en una época en la que se creía imposible. «Nuestra metodología en esta nueva investigación -afirma Pigati- ha dado sus frutos». En su nuevo trabajo, Pigati y sus colegas analizaron la antigüedad de granos de polen terrestre recolectados de los mismos estratos que las semillas de Ruppia utilizadas en 2021. A diferencia de las semillas, el polen de las coníferas fija el carbono atmosférico y, por lo tanto, no está sujeto a posibles efectos de antiguos reservorios de carbono. Se confirman las fechas Los resultados muestran que las edades calibradas resultantes del análisis con radiocarbono oscilan entre hace 23,4 ± 2,5 y 22,6 ± 2,3 mil años. Además, los autores obtuvieron también edades de luminiscencia simuladas ópticamente de los sedimentos dentro de los estratos que contienen las huellas, lo que produjo una edad mínima de hace 21,5 ± 1,9 mil años. En ambos casos, los investigadores obtuvieron fechas prácticamente iguales a las reportadas en el estudio de 2021. MÁS INFORMACIÓN noticia No El frío no pudo con ellos: vivían en las montañas ibéricas, incluso en plena glaciación noticia Si Anne L’Huillier, Nobel de Física 2023: «Tenemos problemas, como el cambio climático, más importantes que llegar a la Luna» «Incluso mientras se publicaba el trabajo original -explica Kathleen Springer, también coautora principal del nuevo estudio- estábamos avanzando para probar nuestros resultados con múltiples líneas de evidencia y técnicas cronológicas independientes. Aunque confiábamos en las edades de las semillas originales, también queríamos afianzar la confianza de la comunidad en ellas. Nuestras nuevas edades, combinadas con la fuerte evidencia geológica, hidrológica y estratigráfica, apoyan inequívocamente la conclusión de que los humanos ya estaban presentes en América del Norte durante el último Máximo Glacial».