El doctor barcelonés Elías García-Pelegrín ha conseguido aunar en su profesión investigadora sus dos mayores obsesiones: la magia y la cognición animal. Según él, la dicotomía entre artes y ciencia no tiene mucho sentido. Los artistas buscan explorar la condición humana, al igual que los psicólogos y biólogos, con la diferencia de que estos últimos utilizan el método empírico.