«¡Soy claustrofóbico de fama mundial!», exclama. «Soy un semental de los prados», afirma cuando Carol intenta abrir el techo del ascensor y aparece la cabeza y el brazo de la señora House. «La claustrofobia y el cadáver, el colmo para un neurótico», afirma de forma rotunda Harry. Seguramente que a estas alturas serán muchos los que han reconocido este diálogo de la película ‘Misterioso asesinato en Manhattan’, del genial Woody Allen. De entrada, hay matizar dos conceptos que a veces se utilizan como sinónimos cuando realmente no lo son. La claustrofobia es un tipo de fobia que consiste en un miedo irracional a estar en una habitación pequeña o poco iluminada, mientras que cleitrofobia es la fobia a quedarse atrapado, bien en un ascensor, en un baño o en una habitación pequeña. Las personas que sufren este último trastorno tienen miedo a que el aire de una habitación se pueda terminar, especialmente si se quedan atrapadas con más personas. Noticia Relacionada estandar No Las plantas en el dormitorio, ¿nos roban el oxígeno mientras dormimos? Pedro Gargantilla Se trata de una idea muy extendida que, en realidad, no tiene ningún tipo de base científica Mucho aire y mucho tiempo por delante Se estima que una persona sana necesita, por término medio, entre cinco y seis litros de aire por minuto, lo cual arroja una cifra de entre 300 y 360 litros de aire a la hora. Sabiendo que la cantidad de oxígeno es estable –su composición es del 21%- nuestro consumo se estima entre 63 y 75 litros de oxígeno a la hora. En una habitación de unos 20 metros cuadrados la cantidad de oxígeno asciende hasta los 10.000 litros. En otras palabras, si queremos terminar con el oxígeno de la habitación necesitamos quedarnos atrapados con muchas personas y durante mucho tiempo y, además, la habitación debe ser un estanco perfecto. Pero claro, volviendo a Woody Allen, un ascensor no tiene veinte metros y podemos quedarnos atrapados en él con varias personas. ¿Corremos el riesgo de morir asfixiados en ese escenario? La respuesta es igual de rotunda: no. El ascensor no es un compartimento estanco, está dotado de sistemas de ventilación, por lo que el aire no dejará de entrar y no correremos ningún riesgo. La culpa la tiene el dióxido de carbono Esto no significa que a partir de un determinado momento el aire de una habitación o de una oficina nos parezca sofocante, y tengamos la necesidad de ventilarla. Esto se debe no tanto al oxígeno que respiramos sino al dióxido de carbono que exhalamos. Se calcula que una habitación con aire de buena calidad la cantidad de dióxido de carbono no es superior al 0.1%, una cifra que puede aumentar si la ventilación no es la adecuada. Es precisamente en función de la cantidad de dióxido de carbono como se valora la calidad del aire: si hay más de 1200 partes por millón se considera que es mala, si está comprendida entre 800 y 1200 la calidad es baja, sube a moderada para valores comprendidos entre 500 y 800, a buena si está entre 350 y 500, siendo la calidad alta cuando es inferior a 350 partes por millón. A medida que los niveles de dióxido de carbono se incrementan podemos experimentar diferentes síntomas, desde cefalea hasta náuseas, pasando por problemas para concentrarnos o un incremento de nuestra frecuencia cardiaca. Compuestos orgánicos volátiles Otro de los componentes de una habitación cerrada son los llamados compuestos orgánicos volátiles, se trata de compuestos formados por carbono asociado con uno o más de los siguientes elementos: hidrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, silicio, nitrógeno o halógenos. MÁS INFORMACIÓN noticia No Por qué la Torre Eiffel aumenta su tamaño cada verano noticia No Descubren las dos familias más antiguas conocidas: hasta siete generaciones sin rastro de infidelidad En un espacio cerrado los compuestos volátiles liberados se deben, fundamentalmente, al ser humano. Un estudio realizado por ingenieros de la Universidad de Purdue, en Estados Unidos, determinó que eran entre 10-20 veces más elevados en interiores que en exteriores y que procedían de productos químicos que usamos para el cuidado personal, como pueden ser los desodorantes, el maquillaje o la laca para el cabello. En aquellas situaciones en las que el espacio de una oficina no está bien ventilado, estos compuestos podrían afectar a nuestra salud, por lo que es conveniente una correcta ventilación. La sección Ciencia Cotidiana explica la ciencia detrás de los fenómenos que vivimos en nuestro día a día.