¡Están vivas!

Por 31/07/2020 Portal

Retrasemos el reloj 100 millones de años. Aterrizaremos en el Cenomaniense, una época del Cretácico superior. Veremos por allí al Acanthopholis horrida, un lagarto chepudo de cinco metros y lleno de pinchos cuyo primer fósil fue descubierto en 1865, solo seis años después de la publicación de El origen de las especies, y que de hecho fue bautizado por Thomas Huxley, el bulldog de Darwin. Si somos tan ingenuos como para acercarnos a un río, podremos ser devorados por el gigantesco cocodrilo Aegisuchus, pero mantenerse en tierra firme tampoco será una bicoca, con todos esos Araripesuchus, Argentinosaurus, Carcharodontosaurus y otras bestias descomunales y llenas de dientes. América y el viejo mundo estaban ya en avanzado proceso de divorcio, aunque aún no tan separadas como hoy. Lo más probable es que no sobreviviera ni un solo miembro de la tripulación de la máquina del tiempo, aunque quizá se pudieran rescatar algunos de sus pedazos.

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