Muchos saben que la sonda Voyager 2, que acaba de volver a la actualidad por perder su conexión con la Tierra, transporta en su interior un mensaje para alienígenas, que en los últimos días han recibido mucha atención tras las declaraciones de un confidente en el Congreso de EE UU que aseguró que el Pentágono esconde “restos no humanos” de origen extraterrestre. Lo que no es tan sabido es que un total de cuatro sondas planetarias lanzadas en la década de 1970 llevan mensajes por si en el muy lejano futuro caen en manos de alguna civilización extraterrestre. Fue una idea original de Eric Burgess, un consultor británico que se la sugirió a Carl Sagan y Frank Drake, de la Planetary Society. Fueron ellos dos los autores del diseño básico de la primera postal enviada a nuestros vecinos, explicándoles cómo somos y lo que hacemos. Los mensajes iniciales consistían en dos placas idénticas sujetas a los costados de las sondas Pioneer 10 y 11. Iban dirigidas hacia Júpiter, aunque aprovechando una carambola cósmica, el Pioneer 11 visitó también Saturno. Esas dos naves fueron los primeros objetos en alcanzar la velocidad para escapar del Sol y adentrarse en el espacio interplanetario.