Un equipo internacional compuesto por un centenar de investigadores acaba de anunciar el hallazgo de uno de los planetas más lejanos descubiertos hasta la fecha. Se llama K2-2016-BLG-0005 Lb, se encuentra a 17.000 años luz de la Tierra y había permanecido oculto desde 2016 entre los datos del Telescopio Espacial Kepler.
Se trata del mundo más distante de los registrados por Kepler y, curiosamente, se parece extraordinariamente a nuestro Júpiter. Incluso orbita a la misma distancia de su estrella que el gigante de nuestro sistema alrededor del Sol.
El hallazgo es la primera confirmación de una serie de datos de 2016, cuando el observatorio Kepler detectó 27 posibles planetas gracias a la técnica de microlente gravitacional, y se publicará próximamente en ‘Monthly Notices of the Royal Astronomical Society’, aunque ya puede consultarse en el servidor de prepublicaciones arXiv.
«Kepler no fue diseñado para encontrar planetas utilizando microlentes -señala Eamonn Kerins, de la Universidad de Manchester y coautor de la investigación-, por lo que, en muchos sentidos, es sorprendente que lo haya hecho». La nave, que marcó un antes y un después en la búsqueda de exoplanetas, fue lanzada en 2009 y durante sus 10 años de misión descubrió 3.000 nuevos mundos, más de la mitad de todos los que se conocen a día de hoy.
Disminución de brillo
Los hallazgos de este telescopio se hicieron gracias al método del tránsito, que mide la pequeña disminución del brillo de una estrella cuando un planeta cruza por delante de ella, revelando su presencia. Pero la técnica de las microlentes gravitacionales es bastante más complicada, ya que aprovecha una peculiaridad de la gravedad y una alineación fortuita. La masa de un cuerpo como un planeta crea una curvatura gravitatoria del espacio-tiempo a su alrededor. Si ese planeta pasa luego frente a una estrella, ese espacio-tiempo curvo actúa como una lupa que hace que la luz de una estrella débil y difícilmente visible parezca más cercana y brille con intensidad.
A diferencia del tránsito, que funciona mejor con exoplanetas cercanos, las microlentes gravitacionales permiten encontrar mundos a una gran distancia de la Tierra, incluso los de menor masa. Hasta ahora, el exoplaneta más distante, del tamaño de la Tierra fue captado en 2020 gracias a este sistema a una distancia de 25.000 años luz.
Por eso, y dado que Kepler no está especialmente optimizado para utilizar la técnica de la microlente, el equipo de investigadores pensó en analizar los datos del telescopio para este tipo de eventos en una ventana de observación de varios meses durante 2016. Y lograron identificar hasta 27 eventos, cinco de ellos totalmente nuevos y aún no identificados por otros telescopios. «Para ver el efecto -explica Kerins- se requiere una alineación casi perfecta entre el sistema planetario en primer plano y la estrella de fondo. La posibilidad de que una estrella de fondo se vea afectada de esta manera por un planeta es de decenas a cientos de millones contra uno. Pero hay cientos de millones de estrellas en el centro de nuestra galaxia. Así que Kepler simplemente se sentó y las observó durante tres meses».
Uno de los cinco nuevos eventos de microlente fue K2-2016-BLG-0005 Lb, que parecía especialmente prometedor. Entonces, el equipo buscó conjuntos de datos de cinco estudios terrestres que estaban mirando la misma porción de cielo a la vez que Kepler, para corroborar su señal.
Vida extraterrestre
Así, los investigadores descubrieron que Kepler observó la señal un poco antes y durante un poco más de tiempo que los observatorios terrestres. Este conjunto de datos combinado permitió al equipo determinar que el exoplaneta tiene alrededor de 1,1 veces la masa de Júpiter y orbita su estrella a una distancia circular de 4,4 unidades astronómicas. La distancia media de Júpiter al Sol es de 5,2 unidades astronómicas.
«La diferencia entre el punto de vista entre Kepler y los observadores aquí en la Tierra -dijo Kerins- nos permitió triangular dónde se encuentra el sistema planetario a lo largo de nuestra línea de visión. Kepler también pudo observar sin interrupciones por el clima o la luz del día, lo que nos permitió determinar con precisión la masa del exoplaneta y su distancia orbital desde su estrella anfitriona. Básicamente es el gemelo idéntico de Júpiter en términos de su masa y su posición con respecto a su Sol, que tiene aproximadamente el 60 por ciento de la masa de nuestro propio Sol».
Aunque actualmente no tenemos más datos sobre ese sistema planetario, el hallazgo tiene implicaciones para la búsqueda de vida extraterrestre. De hecho, hay evidencia de que aquí, en nuestro sistema solar, Júpiter jugó un papel fundamental en las condiciones que permitieron que la Tierra emergiera y prosperara. Encontrar análogos de Júpiter orbitando estrellas distantes podría ser una forma de identificar estas condiciones.