Cuando nos damos un golpe o nos pica un mosquito, podemos observar de primera mano la parte externa de un proceso de inflamación. La zona afectada se pone roja, caliente, nos duele o nos pica y aumenta de tamaño. Si todo va bien, conforme avancen los días, esa zona irá poco a poco recuperando su aspecto normal. Ocurre lo mismo con las inflamaciones que provoca una infección, como en una de garganta, o si sufrimos un esguince en un tobillo: será ahí donde lo notes y no en un hombro. En todos estos casos, vemos y sentimos esa inflamación que está en una zona específica.