James Watson y Francis Crick han pasado a la Historia como ‘padres’ del que es sin duda uno de los grandes descubrimientos del siglo XX. Hace 70 años, estos científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) publicaron en la revista ‘Nature’ uno de los tres artículos, el principal, que explicarían la estructura de la doble hélice de ADN. La leyenda dice que el hallazgo solo fue posible después de robar datos de Rosalind Franklin , una química física que trabajaba en el King’s College de Londres. Según esta versión, Franklin tuvo la imagen de rayos X del ADN delante de sus narices durante meses sin ser capaz de descifrarla, hasta que Watson la vio, sin su permiso ni conocimiento, para entenderla al primer vistazo. La famosa imagen, conocida como la Fotografía 51, ha sido considerada la ‘piedra filosofal’ de la biología molecular. Su interpretación llevó a Watson, Crick y su colega Maurice Wilkins a ganar el premio Nobel de Medicina en 1962. Franklin, quien murió de cáncer de ovario en 1958 a los 37 años, no pudo recibirlo y su contribución no fue reconocida. «Pero eso no es lo que sucedió», explican los investigadores Matthew Cobb y Nathaniel Comfort este miércoles en ‘Nature’. Al menos, no fue del todo así. Los autores, que preparan sendas biografías sobre Watson y Crick, han descubierto en el Churchill College, en Cambridge, el borrador de un artículo para la revista ‘Time’, escrito por una periodista en colaboración con Franklin, que finalmente no fue publicado y una carta ignorada de uno de los colegas de Franklin a Crick. Juntos, estos documentos sugieren una versión diferente de cómo se gestó el descubrimiento de la doble hélice. Noticia Relacionada reportaje Si La era de la ciencia tranquila: por qué no aparece un nuevo Einstein Judith de Jorge A los científicos les cuesta cada vez más desafiar lo establecido, según el análisis de 50 millones de investigaciones y patentes en seis décadas. Los grandes equipos, la obsesión por publicar y la propia acumulación de éxitos pueden estar pasando factura Según parece, lejos de ignorar lo que estaba viendo, Franklin lo comprendió y contribuyó a interpretarlo tanto como sus colegas masculinos. «Franklin tuvo que entender la Foto 51 ya que era una cristalógrafa experta. Watson usó ese momento dramático de ver una imagen y de repente comprenderla como recurso literario. Pero más allá de emocionar a Watson, esa imagen no era la llave mágica del secreto de la vida y no jugó ningún papel en la resolución real de la doble hélice», explica Comfort a este periódico. «Franklin merece más crédito. Fue una colaboradora igualitaria (del equipo que resolvió la doble hélice), tal como lo describe el artículo abortado de la revista ‘Time’». A su juicio y el de Cobb, la investigadora «dio importantes pasos iniciales hacia una solución, proporcionó datos cruciales y verificó el resultado». Para Comfort, la culpa de que la figura de Franklin haya llegado hasta nuestros días como una técnica sin conocimientos la tiene ‘The Double Helix’ (La doble hélice), el libro de Watson de 1968 en el que describe a Franklin, a la que apenas conocía, según el relato de su compañero Wilkins, quien le profesaba una notoria antipatía. Francis Crick (derecha) junto a James D. Watson, codescubridores de la estructura y función del ADN (arriba), la famosa Fotografía 51 y un retrato de Rosalind Franklin Archivo Heroína agraviada La Fotografía 51 es el diagrama de rayos X de la forma B de las fibras de timonucleato de sodio (ADN). A pesar de su complejidad, se ha convertido en parte de la cultura popular. Es el tema de la obra de teatro ‘Photograph 51’ de Anna Ziegler, que protagonizó Nicole Kidman en Londres en 2015. La imagen también adorna una moneda británica de 50 peniques que conmemora el centenario del nacimiento de Franklin, en 2020. Pero para Cobb y Comfort es injusto que la historia de la mujer que ayudó a interpretarla no se conozca correctamente. Para los investigadores, entender bien qué le ocurrió a Franklin es crucial, porque se ha convertido en un modelo a seguir para las mujeres que se dedican a la ciencia. Según los autores, «no solo se enfrentó al sexismo rutinario de la época, sino también a formas más sutiles incrustadas en la ciencia, algunas de las cuales todavía están presentes en la actualidad». Aunque Comfort reconoce que Franklin pudo haber sido tratada con condescendencia por parte de Watson y Crick las pocas veces que se encontraron, «después de 1953, cuando llegaron a conocerla independientemente de Wilkins, fueron cordiales, profesionales e incluso cálidos. ¡En 1955, Franklin incluso le pidió a Watson que la llevara por todo el país! No funcionó debido a la logística, ¡pero qué ‘road movie’ habría sido eso!». MÁS INFORMACIÓN noticia Si NASA y Elon Musk, inseparables pese a la explosión de Starship noticia No China ultima el diseño de Long March 9, su nuevo megacohete para competir contra el Starship de Elon Musk Para los autores, es «tentador» pensar cómo la gente podría recordar la historia del hallazgo del ADN si el artículo periodístico de Time hubiera sido publicado. «Desde el principio -reflexionan-, Franklin habría sido representada como un miembro igual del cuarteto« que resolvió el problema, »y la mitad del equipo que articuló la pregunta científica, dio importantes pasos hacia una solución, proporcionó datos cruciales y verificó el resultado«. De hecho, una de las primeras exhibiciones públicas de la doble hélice, en la Royal Society Conversazione en junio de 1953, fue firmada por los autores de los tres artículos de ‘Nature’. Entonces, el descubrimiento de la estructura del ADN no fue vista como una carrera ganada por Watson y Crick, sino como resultado de un esfuerzo conjunto. Si el documento hubiera salido a la luz, Franklin no se habría convertido, como ha llegado hasta nuestros días, la «heroína agraviada» de la doble hélice.