La vida social trae ventajas. Los animales que viven en grupo cuentan con una mayor protección frente a los depredadores que les permite disponer de más tiempo para alimentarse y cuidar de la descendencia. Sin embargo, cada individuo dentro del grupo tiene unas necesidades diferentes. Por ejemplo, mientras unos necesitan más tiempo para hacer la digestión, otros puede que ya quieran desplazarse a una zona con alimento o ir al río a beber.