Las plantas en el dormitorio, ¿nos roban el oxígeno mientras dormimos?

Por 15/07/2023 Portal

Una idea muy desarrollada, y que se ha transmitido de generación en generación, es que las plantas nos roban el oxígeno mientras dormimos, por lo que no se recomienda su compañía por la noche. La idea de esta creencia surge de los procesos que realiza una planta para sobrevivir: fotosíntesis y respiración. La primera sucede durante el día y a través de ella las plantas consiguen el carbono que necesitan para sobrevivir. Y es que gracias a la clorofila son capaces de fabricar su alimento a partir del agua, minerales y dióxido de carbono, generando el oxígeno que nosotros respiramos. Por su parte, la respiración tiene lugar en las mitocondrias, en donde los hidratos de carbono que se habían sintetizado durante la fotosíntesis vuelven a convertirse en moléculas inorgánicas: agua y dióxido de carbono. En definitiva, durante la respiración, que sucede por la noche, las plantas absorben oxígeno y emiten dióxido de carbono. No nos roban el oxígeno Es precisamente ese punto –el consumo de oxígeno- el que despertó la espita de la duda: ¿son buenas las plantas por la noche o corremos riesgos innecesarios si dormimos junto a ellas? Como esta cuestión ha suscitado mucho debate fue motivo de estudio por investigadores de la NASA allá por la década de los ochenta. Para ello realizaron un experimento en un invernadero, en donde la concentración de dióxido de carbono debería ser incluso mucho más elevada que un dormitorio con unas cuantas macetas. La evidencia fue abrumadora: a ninguno de los participantes les faltó oxígeno ni tuvieron problemas respiratorios cuando pasaron la noche en el invernadero. Y es que la cantidad de oxígeno que necesita una planta para respirar es mucho menor que la que requerimos nosotros. Si lo cuantificamos en cifras, se estima que una persona consume una media de 2-3% del oxígeno que hay en una habitación mientras que una planta no necesita ni siquiera un 0.1%. En otras palabras, sería más peligroso compartir nuestra habitación con otro Homo sapiens que con un geranio. Tampoco eliminan compuestos orgánicos volátiles El origen de este otro mito, la eliminación de compuesto orgánicos volátiles, se lo debemos a un ingeniero químico –Bill Wolverton- que, a finales de los sesenta, mientras dirigía un centro de experimentación del ejército estadounidense para la guerra biológica en Florida, observó que había un tipo de plantas capaces de eliminar los restos del agente naranja con el que trabajaba. Desde entonces la NASA no dejó de realizar estudios encaminados a estudiar si las plantas podían limpiar el aire en entornos sellados, como son las estaciones espaciales. A finales de los ochenta con el famoso Clean Air Study concluyeron que existe una serie de plantas que además de absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno pueden absorber contaminantes orgánicos, fundamentalmente benceno, formaldehido y tricloroetileno. El benceno se produce a partir del humo del tabaco, detergentes, jabones y pinturas, el formaldehido a partir de muebles de aglomerado, alfombras, objetos de plástico y tapicerías, por último, el tricloroetileno es un derivado de productos de limpieza de alfombras y ropa, cartuchos de impresoras, pinturas y barnices. En el estudio los científicos concluían que no todas las plantas pueden realizar este beneficio adicional y que las más «capacitadas» eran cinco: el poto, el espatifilo o lirio de la paz, la sanseviera, la palmera de bambú y el ficus robusta. MÁS INFORMACIÓN noticia No La superficie de la Luna es 200 millones de años más antigua de lo que se pensaba noticia No Un impresionante vivero de estrellas para celebrar un año de actividad científica del James Webb Ahora bien, y aquí viene la mala noticia, cuando se midió la cantidad de plantas que serían necesarias para poder influir en la calidad del aire de una pequeña oficina, se llegó a la conclusión de que se necesitarían entre 100 y 1.000 ejemplares. En definitiva, aunque técnicamente las plantas eliminan toxinas aéreas, su capacidad es ínfima.