Lucía L. (sus padres piden que no sea identificada por su apellido) cumplirá dentro de unos meses 17 años y lleva cuatro con varios perfiles en redes sociales. Sus favoritas son Instagram y TikTok. Este año termina secundaria en Sevilla y quiere estudiar arquitectura. Afirma que las aplicaciones la ayudan a no sentirse sola, a continuar en casa sus relaciones del instituto y con otros grupos. Pero también admite que la estresan. “Me agobia si no reaccionan a mis cosas. Y también sigo a personas que me gustan, pero a veces las veo como ideales y yo no voy a ser como ellos”. Un reciente estudio publicado en Nature Communications alerta sobre este último efecto: los adolescentes, quienes más utilizan las redes, son los más vulnerables a sus consecuencias negativas y los que más riesgo corren de perder bienestar social y satisfacción vital. Las chicas lo sufren antes, entre los 11 y los 13 años; ellos, entre los 14 y los 15 años.