Rafael Pérez-Escamilla, profesor de salud pública de la Universidad de Yale (EE UU), lleva muchos años analizando los beneficios para la salud de la lactancia materna. “La complejidad de la leche materna es inigualable y apenas estamos empezando a comprenderla”, apunta. “Son docenas de compuestos distintos que tienen una concentración que cambia con la edad del niño. Y también cambia durante el episodio de amamantamiento. Al principio, hay mucha más agua y al final más grasa, y esa señal es la que ayuda a los niños a regular el apetito. Eso es muy difícil de igualar por las fórmulas infantiles”, explica el científico mexicano. En una revisión de estudios reciente, Pérez-Escamilla y otros colegas han concluido que un mayor periodo de lactancia reduce el riesgo de que los bebés sufran obesidad o sobrepeso cuando se hacen mayores.