Los machos adultos de mamut experimentaban el must, un pico repentino de testosterona hasta diez veces más alto de lo habitual que les impulsaba a ser extremadamente agresivos contra los machos rivales. Este período, que también se produce en los elefantes actuales, ha sido descubierto en las capas de crecimiento de los colmillos de un mamut lanudo conservado en el permafrost de Siberia que vivió hace más de 33.000 años. «Los patrones temporales de testosterona conservados en colmillos fósiles muestran que, al igual que los elefantes modernos, los machos de mamut maduros experimentaron el must», dice el autor principal del estudio, Michael Cherney, del Museo de Paleontología de la Universidad de Michigan (EE.UU.). El estudio demuestra que tanto los colmillos modernos como los antiguos contienen trazas de testosterona y otras hormonas esteroides. Estos compuestos químicos se incorporan a la dentina, el tejido mineralizado que forma la parte interior de todos los dientes (los colmillos son dientes incisivos superiores alargados). Noticia Relacionada estandar No ¡Sorpresa! Hace 125.000 años, los neandertales podían cazar elefantes el doble de grandes que los actuales José Manuel Nieves La caza y el posterior aprovechamiento de toneladas de carne implica la existencia de grupos mucho más grandes y estables de lo que se creía hasta ahora Las hormonas son moléculas de señalización que ayudan a regular la fisiología y el comportamiento. La testosterona es la principal hormona sexual en los machos vertebrados y forma parte del grupo de hormonas esteroides. Circula en el torrente sanguíneo y se acumula en varios tejidos. Los científicos han analizado previamente las hormonas esteroides presentes en el cabello, las uñas, los huesos y los dientes humanos y animales, tanto en contextos modernos como antiguos. Pero la importancia y el valor de tales registros de hormonas han sido objeto de escrutinio y debate continuos. Los autores del nuevo estudio, publicado este miércoles en la revista científica ‘Nature’, dicen que sus hallazgos deberían ayudar a cambiar eso al demostrar que los registros de esteroides en los dientes pueden proporcionar información biológica significativa que a veces persiste durante miles de años. «Los colmillos son particularmente prometedores para reconstruir aspectos de la historia de vida de los mamuts porque conservan un registro del crecimiento en las capas de la dentina que se forman a lo largo de la vida de un individuo», indica Daniel Fisher, curador del Museo de Paleontología de la UM y profesor en el Departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra. «Debido a que el must se asocia con niveles de testosterona muy elevados en los elefantes modernos, proporciona un punto de partida para evaluar la viabilidad de usar hormonas conservadas en registros de crecimiento de colmillos para investigar cambios temporales en la fisiología endocrina», señala Fisher. Para el estudio, los investigadores tomaron muestras de colmillos de un elefante macho africano adulto y de dos mamuts lanudos adultos, un macho y una hembra, de Siberia. Después, utilizaron tomografías computarizadas para identificar los incrementos de crecimiento anual dentro de los colmillos. Se usó una broca diminuta, operada bajo un microscopio, para obtener pequeñas muestras que representaban intervalos aproximadamente mensuales de crecimiento de dentina. El polvo producido durante este proceso de molienda fue recolectado y analizado químicamente. Esteroides de la dentina del colmillo fueron medidos con un espectrómetro de masas, un instrumento que identifica sustancias químicas clasificando los iones según su masa y carga. «Habíamos desarrollado métodos de espectrometría de masas de esteroides para muestras de sangre y saliva humana, y los hemos usado ampliamente para estudios de investigación clínica. Pero nunca en un millón de años imaginé que usaríamos estas técnicas para explorar la ‘paleoendocrinología’», reconoce Rich Auchus, de la Facultad de Medicina de la UM. «Tuvimos que modificar un poco el método, porque esos polvos de colmillo eran las muestras más sucias que jamás hayamos analizado. Cuando Mike (Cherney) me mostró los datos de los colmillos de elefante, me quedé estupefacto. Luego vimos los mismos patrones en el mamut : ¡Guau!«, exclama. Se cree que el elefante macho africano tenía entre 30 y 40 años cuando un cazador lo mató en Botswana en 1963. Según estimaciones basadas en las capas de crecimiento de su colmillo, el mamut lanudo macho vivió hasta los 55 años. Su colmillo derecho fue descubierto por una empresa minera de diamantes en Siberia en 2007. La datación por radiocarbono reveló que el animal vivió hace entre 33.291 y 38.866 años. El colmillo del mamut lanudo hembra se descubrió en la isla de Wrangel, que estuvo conectada con el noreste de Siberia en períodos glaciales de bajo nivel del mar, pero ahora está separada por el Océano Ártico. La datación por carbono mostró que vivió hace entre 5.597 y 5.885 años. La isla de Wrangel es el último lugar conocido donde sobrevivieron los mamuts lanudos, hasta hace unos 4.000 años. En contraste con los colmillos masculinos, los niveles de testosterona del colmillo de mamut lanudo femenino mostraron poca variación con el tiempo, como se esperaba, y el nivel promedio de testosterona fue más bajo que los valores más bajos en los registros de los colmillos del mamut macho. MÁS INFORMACIÓN noticia Si En casa de la última niña neandertal noticia Si Anil Seth, neurocientífico: «Llegará un momento en el que trataremos a las máquinas como si tuvieran conciencia» «Con resultados confiables para algunos esteroides de muestras tan pequeñas como 5 mg de dentina, estos métodos podrían usarse para investigar registros de organismos con dientes más pequeños, incluidos los humanos y otros homínidos», escribieron los autores. Los registros endocrinos en la dentina moderna y antigua «brindan un nuevo enfoque para investigar la ecología reproductiva, la historia de vida, la dinámica de la población, la enfermedad y el comportamiento en contextos modernos y prehistóricos».