Los vampiros del opio: un temerario turismo por los pueblos de España en busca de morfina

Cinco cabezas, con sus torsos desnudos, asoman sobre un mar de amapolas blancas en medio de una llanura amarillenta y solitaria. Desde lejos, la escena recuerda a un óleo del pintor impresionista Claude Monet. De cerca, el panorama es menos bucólico. Son dos mujeres y tres hombres que se han colado, por un agujero en la valla, en una finca abandonada y repleta de plantas silvestres de adormidera, a las afueras del pueblo toledano de Ajofrín. “Somos tres amigos que venimos de Francia para recoger la amapola, como mucha gente que viene de otros países de Europa”, explica Justin, de 34 años. Los otros dos son de Barcelona. No vienen a por las vistosas flores blancas, sino a por la sangre de la planta. Por eso los llaman los vampiros del opio.

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