Nuestros ancestros veneraban al Sol viendo la misma esfera perfecta de luz que hoy vemos, a veces más blanca, a veces más rojiza, dependiendo de la hora del día. Con el tiempo, nuestros telescopios revelaron más y más detalles de esta estrella que no es tan homogénea como al principio creíamos: para empezar, no es un cuerpo sólido, sino una esfera de gas con varias capas. Y no es toda amarilla como la pintábamos en la escuela: presenta unas manchas intermitentes de las que a veces surgen una suerte de llamaradas gigantescas cuyo poder se deja sentir en todo el Sistema Solar. Nuestros observatorios se han ido refinando tanto que hemos podido observar instantáneas del Sol que revelan estructuras aún… Ver Más