¿Por qué el papel amarillea con el paso del tiempo?

Por 19/05/2023 Portal

El primer «papel» de la historia fue el papiro , un soporte que se fabricaba en el Antiguo Egipto a partir del vegetal que le dio nombre: Cyperus papyrus. En China, allá por el siglo II a. de C., se comenzó a fabricar un soporte diferente, se hacía a partir de los restos del algodón, de la seda y del cáñamo, una técnica que llegaría a Europa en la Edad Media. El método de fabricación de papel chino consistía, básicamente, en generar un entretejido de fibras de celulosa a partir de una pasta obtenida tras moler alguna materia prima -procedente de trocear las fibras naturales de origen vegetal- y mezclarla con agua. Posteriormente la pasta era prensada y secada, obteniéndose así el papel. Es blanco gracias a la celulosa En sus inicios se usaba como materia prima todo aquello que tuviera celulosa, como eran los residuos de tela, cáñamo, algodón… Sería la demanda de aquel invento la que obligaría a usar madera de plantas leñosas, como los árboles. El papel es de color blanco debido a la celulosa , si bien en ocasiones puede ser de otra tonalidad debido a las impurezas o colorantes que la acompaña. Fue el gusto, la moda y las necesidades de resaltar la individualidad lo que propició que, con la ayuda de los colorantes, apareciesen hojas con diferentes tonos de color. En cualquier caso, y a pesar de que la industria química es capaz de ofrecernos una paleta infinita de colores, el papel que sigue triunfando es el blanco, ya que permite que haya un contraste de luminosidad mayor entre lo que se escribe y el fondo. La lignina es responsable del envejecimiento El tiempo ha dejado una huella reconocible en todos los soportes que se han utilizado para escribir a lo largo de la historia. Todos sabemos que, en el caso del papel, adopta un tono amarillo, se vuelve quebradizo y, además, tiene un olor característico. La culpa no es de la celulosa sino de la lignina, un polímero que mantiene las fibras de la celulosa unidas, dotando a la madera de la suficiente rigidez como para que los troncos de los árboles se mantengan erguidos. El proceso de elaboración del papel consiste en eliminar la lignina, para que el resultado sea lo más blanco posible, sin embargo, no se puede hacer en su totalidad, para ello es preciso añadir sustancias alcalinas y aumentar el proceso de «blanqueo» por medio de cloro, peróxidos y sulfitos. Cuando la lignina es expone al aire se oxida y se producen cambios en la estructura química del polímero formándose unas moléculas –cromóforos- que reflejan ciertas longitudes de onda que se corresponden al amarillo y al marrón. Por ese motivo, cuanto menor sea la cantidad de lignina que lleve un papel más tiempo tardará en amarillear. Esto permite explicar por qué el papel de periódico, que es el más barato, amarillea tan pronto. Rejuveneciendo los manuscritos Hace algunos años los científicos dieron un paso de gigante al descubrir el cromóforo de la celulosa. Se trata de un aldehído, un grupo formado por un átomo de carbono que se une a uno de oxígeno a través de un enlace doble, y a otro de hidrógeno por un enlace simple. Este descubrimiento abre la puerta a los restauradores para eliminar el color amarillento de los manuscritos antiguos. Pero el papel no solo tiene que luchar contra la lignina en su proceso de envejecimiento, tiene que hacer frente también a la acción de algunos microorganismos capaces de degradarlo por hidrólisis u oxidación de la celulosa a través de enzimas –celulasa-, que ocasionan las manchas típicas del papel deteriorado. Entre ellos se encuentran Aspergillus niger y algunos vibrios. MÁS INFORMACIÓN noticia No El primer beso romántico de la humanidad, en Mesopotamia hace 4.500 años noticia No ‘Campeón’, un nuevo dinosaurio del tamaño de un autobús urbano, descubierto en Castellón Para finalizar, señalar que los anglosajones utilizan el término «pulp» para referirse al desecho de pulpa de madera con la que se fabricaba un papel amarillento, de mala calidad. A partir de ese término se generó un tipo de literatura –conocida como pulp fiction- que se imprimía en papel de coste muy bajo, sin guillotinar y que, claro está, amarilleaba de forma muy precoz. SOBRE EL AUTOR pedro gargantilla Médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación, en este espacio de ‘Ciencia cotidiana’ explica la ciencia detrás de los fenómenos que vivimos en nuestro día a día