A menudo, la discusión política sobre la crisis climática se basa en la suposición de que, más pronto que tarde, la ciencia y la tecnología vendrán al rescate con una solución que nos salve de nosotros mismos y nuestras mortíferas emisiones de gases de efecto invernadero. Y es cierto que se han propuesto ya varias estrategias para conseguirlo, centradas no en emitir menos gases, sino en reducir la cantidad de luz solar que llega a la Tierra. Estrategias que, sin embargo, están aún lejos de estar listas para ser implementadas. Ahora, un científico de la Universidad de Hawai ha conseguido ‘darle una vuelta’ a la vieja (y difícilmente realizable) idea de utilizar pantallas espaciales para reflejar los rayos del Sol y reducir así la cantidad de luz que recibe el planeta. Una ‘vuelta’ que minimiza los costes del proyecto, pero que sobre todo elimina las insalvables dificultades técnicas de esta solución de la geoingeniería para reducir el calentamiento global. La idea, ni más ni menos, consiste en capturar un asteroide cercano e instalar en él una enorme ‘sombrilla’. Es decir, lo mismo que hacemos estos días en la playa para protegernos del Sol. Noticia Relacionada estandar No ¿Qué consecuencias habría si colapsaran las corrientes oceánicas? Expertos apuntan a esta hipótesis en 2025 ABC Un estudio alerta de que estos sistemas están dando señales de debilitamiento debido a las emisiones de gases de efecto invernadero «El cambio climático – escribe István Szapudi, autor de un artículo publicado recientemente en ‘ Proceedings of the National Academy of Sciences ‘- es una amenaza inminente para la forma de vida de una fracción significativa de la humanidad. A medida que los gases de efecto invernadero, como el CO2 y el metano, aumentan en la atmósfera, ésta retiene una fracción mayor de la energía solar. La gestión de la radiación solar (SRM) es un enfoque de geoingeniería que tiene como objetivo reducir la cantidad de radiación solar absorbida por la Tierra para mitigar los efectos del cambio climático. Dos estrategias propuestas para SRM implican agregar polvo o productos químicos a la atmósfera de la Tierra para aumentar la fracción reflejada de la luz solar, o reducir la radiación entrante desde el espacio con pantallas solares o polvo«. Difícil, pero no imposible La sombrilla, o más propiamente dicho, el escudo solar, se instalaría junto al asteroide en el punto L1 (Lagrange 1, a más de un millón y medio de km de la Tierra), uno de los cinco puntos en que la gravedad solar se equilibra con la de la Tierra, por lo que es posible colocar ahí satélites y artefactos que no varíen su posición con respecto al planeta y giren con él alrededor de nuestra estrella. Pero para permanecer en L1, y no ser arrastrado lejos por la propia presión de la luz solar (el viento solar), el escudo necesita ser muy, muy masivo. Los científicos, de hecho, han estimado que un parasol de ese tipo tendría que pesar por lo menos 350 millones de toneladas (dos tercios de lo que pesan todos los seres humanos del planeta) para no ser ‘arrastrado’ por el viento solar. Por descontado, llevar hasta a L1 toda esa cantidad de material desde la Tierra es algo a todas luces imposible. Pero la solución propuesta por Szapudi, además de creativa, resulta mucho más económica y podría, según el artículo, ser factible en apenas unas décadas. La idea del científico incluye dos innovaciones a las soluciones tradicionales: fijar un contrapeso al escudo, para que éste no tenga que ser tan pesado; y usar como contrapeso un asteroide, lo que evitaría tener que lanzar la mayor parte de la masa necesaria desde la Tierra. «En Hawái – dice Szapudi – muchos usan un paraguas para bloquear la luz del sol mientras caminan durante el día. Estaba pensando, ¿podríamos hacer lo mismo por la Tierra y, por lo tanto, mitigar la catástrofe inminente del cambio climático?». Cien veces menos pesado El investigador empezó con un objetivo modesto, reducir la radiación solar un 1,7%, la cantidad que se estima necesaria para evitar un aumento catastrófico de las temperaturas globales. Y para conseguirlo, Szapudi descubrió que atar un contrapeso al escudo podría reducir cien veces el peso total requerido, dejándolo todo (contrapeso más escudo) en ‘sólo’ 3,5 millones de toneladas, algo así como la mitad de lo que pesa la Gran Pirámide de Giza. Aún así, lanzar toda esa masa de material al espacio para construir una sombrilla gigante seguiría estando fuera de nuestro alcance. Baste pensar que los mayores lanzadores que existen en la actualidad pueden llevar al espacio una carga útil de alrededor de 100 toneladas, por lo que se necesitarían 35.000 lanzamientos para sacar de la Tierra el escudo en piezas, que además luego habría que montar. Una vez más, imposible. Pero resulta que con la idea de Szapudi la mayor parte de los 3,5 millones de toneladas necesarias (cerca del 99% del total) estaría en el propio asteroide que hace de contrapeso, y que apenas un 1% de lo necesario (unas 35.000 toneladas) serían el escudo en sí, que sería el material que efectivamente habría que enviar desde la Tierra. Y según el investigador, esas 35.000 toneladas podrían reducirse aún mucho más gracias al desarrollo de nuevos materiales más fuertes y ligeros. Una estructura así podría ser factible dentro de apenas dos o tres décadas, y desde luego sería mucho más sencilla de construir y desplegar que ninguno de los proyectos de escudos ya existentes. MÁS INFORMACIÓN noticia No Desvelado el origen del misterioso objeto que cayó en una playa en Australia: es parte de un cohete indio noticia No Un misterioso collar hallado en la tumba de una niña muerta hace 7.000 años podría reescribir la Edad de Piedra ¿Valdrá la pena abordar la construcción de esta ‘sombrilla gigante’? Un buen tema de reflexión para darle vueltas mientras estamos en la playa… y bajo una sombrilla, por supuesto.