¿Qué consecuencias tendría un evento Carrington en la actualidad como el sucedido en 1859?

Por 21/07/2022 Portal

El 21 de julio está previsto que se produzca una tormenta geomagnética . A pesar de su contundente nombre, no se espera que vaya a tener grandes efectos más allá de puntuales fallos en las comunicaciones y de escasa magnitud, según han apuntado numerosos observatorios internacionales. Y es que cada vez que se vaticina una fulguración solar, el miedo a que se produzca un evento Carrington resurge. Imagen del Sol tomada por la NASA mientras se produce una tormenta solar AFP A este fenómeno se le bautizó así por Richard Carrington . Este londinense aficionado a la astronomía acudía cada día a observar el Sol mediante su telescopio. Pero en la mañana de un 1 de septiembre de 1859 se percató de que en el astro rey se estaba produciendo una fulguración solar que envió una cantidad ingente de partículas energéticas equivalentes a diez mil millones de bombas atómicas. A pesar de la magnitud del suceso, sus efectos no se sufrieron hasta el día siguiente. Por aquel entonces, el telégrafo era el medio de comunicación consolidado y más utilizado en el mundo, ya que el teléfono empezaba a hacer sus pinitos como quien dice. Y fue este dispositivo el principal afectado por la tormenta solar . Debido a la dimensión del acontecimiento que había tenido lugar en el Sol , las líneas telegráficas colapsaron en el mundo entero, llegando incluso a quemarse en varias ocasiones y dañar a los operadores. Ese día, el planeta pasó a estar prácticamente incomunicado, pues era imposible transmitir los mensajes a larga distancia, con todo lo que ello supone tanto a nivel de infraestructuras como económico. [La enorme actividad del Sol provoca que los satélites caigan de sus órbitas] También es cierto que el telégrafo no era un sistema infalible (y menos teniendo en cuenta la época) y podía sufrir caídas por diferentes motivos que poco tienen que ver con una eyección de masa coronal . Pero si hay algo que marcó el 2 de septiembre de 1859, más allá del colapso de las comunicaciones, fue que los cielos de todo el mundo cambian de color. Cuando se produce una tormenta geomagnética, la consecuencia más visible a ojos del ser humano son las auroras boreales . Una aurora boreal, fotografiada en Noruega EFE «Al interactuar las partículas solares cargadas eléctricamente con la atmósfera terrestre. Cuando se produce la llegada de una gran cantidad de materia por efecto de una eyección de masa coronal , el campo magnético terrestre trata de desviar estas partículas, pero finalmente acaban penetrando por las zonas próximas a los polos magnéticos y entran en contacto con las capas altas de la atmósfera. En estas capas las partículas interaccionan con los gases de la atmósfera (oxígeno, nitrógeno) lo que va a condicionar el color con que se verán las mismas«, según explica el Instituto Geográfico Nacional . De este modo, el firmamento de países como Colombia, Chile, Cuba o incluso España bien podrían ser los de Islandia, Groenlandia o Alaska. Existen documentos de 1859 que apuntan a que la noche del 2 de septiembre mucha gente pensaba que se había hecho de día debido a la intensidad de las auroras. Teniendo en cuenta estos antecedentes, ¿podría volver a producirse un evento Carrington en la actualidad? El físico Pete Riley, de la Corporación Internacional de Aplicaciones Científicas (SAIC) en San Diego (EE.UU.), cree que esta posibilidad se podría dar en los próximos 10 años con 12% de probabilidad. Es un porcentaje muy bajo. Sí, pero existe. No obstante, los efectos podrían ser bien distintos a los acontecidos en 1859, aunque con ciertas similitudes. MÁS INFORMACIÓN noticia No Una eyección solar alcanzará la Tierra este jueves: ¿alterará las comunicaciones? noticia No Así ha sido la caminata espacial de la primera astronauta europea noticia No Secretos de alto nivel y galaxias ‘espontáneas’: lo que esconden las primeras imágenes del James Webb En la actualidad, los sistemas de comunicación están más consolidados y perfeccionados que en el siglo XIX, aunque bien es cierto que la humanidad es más dependiente que nunca de las conexiones vía satélite, las que serían las primeras víctimas de una tormenta geomagnética. Es por ello que una caída general de los sistemas de comunicaciones podría hacer colapsar a buena parte de la sociedad, que pasa la mayor parte del tiempo junto a un móvil, una tablet, un ordenador y en general todo tipo de dispositivos que necesitan conexión GPS o satélite.