En la cultura popular hay muchos refranes y expresiones en los que participa, de alguna u otra forma, el pan: a falta de pan, buenas son tortas; las penas con pan son menos penas o es más largo que un día sin pan. La verdad es que no es para menos, ya que el pan es, tradicionalmente, una fuente importante de hidratos de carbono, lo cual no es óbice para que prestemos la atención que se merece para seleccionar los productos de mejor calidad y no nos dejemos llevar por las fake news . Hemos reducido su consumo en una década Desde hace tiempo la Organización Mundial de la Salud recomienda consumir 250 gramos de pan diarios como parte de una dieta saludable. Pero, evidentemente, no todos los panes son igual, el de centeno, por ejemplo, contiene más fibra, a pesar de que en nuestro país el más consumido sea el pan de trigo. Dicho sea de paso, el consumo de pan en España ha descendido de forma considerablemente en la última década. En el año 2001 se consumía una media de 50,25 kilos por persona, una cifra muy superior a los 30.7 kilos del año 2021. La clave está en la cantidad de agua La miga y la corteza del pan tienen la misma masa, pero la primera está mucho más hidratada, se estima que contiene hasta un 45% más de agua que la corteza, lo que implica que existan más burbujas de aire en su composición. Por tanto, si tomamos 20 gramos de miga y 20 gramos de corteza ingresaremos una mayor cantidad de calorías con la corteza, que está más deshidratada. En compensación, se ha observado que la corteza de pan proporciona beneficios adicionales, ya que contiene mayor cantidad de antioxidantes y de fibra. En cuanto al pan tostado, es como si fuera corteza, es decir, aporta proporcionalmente más cantidad de calorías al estar más deshidratado. A igual peso de pan fresco y pan tostado, el segundo siempre será más energético: 100 g de pan tostado aportan 375 kilocalorías y 100 g de pan fresco, en promedio, unas 250 kilocalorías. Desde el punto de vista de la fibra también observamos importantes diferencias según los tipos de pan: 100 gramos de pan blanco contienen 2,2 gramos de fibra; mientas que 100 g de pan integral aportan 8,5 gramos de fibra. En definitiva, si podemos elegir, que sea pan integral en vez de blanco, ya que se traduce a largo plazo en más beneficios cardiovasculares. Y a las palomas… ¿les podemos dar pan? Una imagen muy habitual en nuestras grandes ciudades es una plaza con palomas revoloteando y transeúntes arrojándoles trozos de pan. Esta postal se repite de forma recurrente en diferentes puntos de nuestra geografía a pesar de que son varios los estudios que demuestran que es contraproducente alimentar a las palomas a base de pan, ya que lo único que conseguimos es saciarlas, de forma que cesen en la búsqueda de otras fuentes de alimento. Recordemos que las palomas son animales omnívoros que pueden comer una enorme variedad de alimentos, que van desde semillas hasta frutas, pasando por verduras o insectos. Si se sacian con pan ya no buscarán otros alimentos a pesar de que el pan no contiene todos los nutrientes que estos animales necesitan. Por otra parte, la alimentación con pan puede provocar en las palomas problemas digestivos y desnutrición, así como contener aditivos o conservantes que sean perjudiciales para su organismo. MÁS INFORMACIÓN noticia No El James Webb muestra lo nunca visto: así es la impresionante Nebulosa de los Anillos del Sur noticia No Un misterioso collar hallado en la tumba de una niña muerta hace 9.000 años podría reescribir la Edad de Piedra En conclusión, el pan no es un alimento adecuado para las palomas ya que no forma parte de su alimentación natural y puede acarrear consecuencias negativas en su salud.