La anticitera es el objeto más intrigante de la historia de la tecnología. Una máquina adelantada a su tiempo que se creó entre el 70 o 50 a.C. con una antigüedad de 2.100 años. Algo así solo se vería mucho después , en la Europa del 1.500 con los primeros relojes mecánicos de complejos engranajes. A través de imágenes de rayos X los investigadores descubrieron en el mecanismo 27 ruedas de engranaje inexplicables que podrían reescribir la historia de Occidente. Y esto es así porque la antiquitera es un mecanismo demasiado avanzado para su época, por eso se ha convertido por antonomasia en lo que llaman un ‘oopart’, es decir un artefacto que parece ‘fuera de lugar, un término de Ivan Sanderson para referirse a aquellos objetos que se encuentran en un contexto que desafía la cronología. La anticitera combina conocimientos matemáticos con astronomía para predecir el movimiento de la Luna y registrar los movimientos de los planetas. Una creación que ha mantenido en vilo a la comunidad científica al ser considerado el primer ordenador fabricado por la raza humana capaz de predecir el futuro. «Si no lo hubieran descubierto en 1901, nadie se habría imaginado, ni siquiera creído, que algo así existía… ¡Es tan sofisticado!«, le dijo a la BBC el matemático Tony Freeth. »¡Imagínate: alguien, en algún lugar de la antigua Grecia, hizo una computadora mecánica!«, su genialidad es sorprendente, exclamaba el físico griego Yanis Bitzakis como parte del equipo internacional que investiga la anticitera. Un golpe de suerte Esta historia comienza con una tormenta a principios del siglo XX que obligó a un grupo de buscadores de esponjas marinas a refugiarse en la rocosa isla griega de Anticitera. Eso cambió los planes de los buceadores que se convritió en un golpe de fortuna para ellos que les hizo toparse con la mayor colección de tesoros de la Grecia antigua hasta la fecha. Concretamente se trataba de los restos de una galera romana que había naufragado por causa de una tempestad en tiempos en que el Imperio romano empezaba a conquistar las colonias griegas del Mediterráneo. Noticia Relacionada Blob, el enigma del pequeño gran ordenador biológico que fascina al mundo Alexia Columba Jerez El comportamiento de este organismo, capaz de hallar la solución óptima a los problemas más complejos, ya se usa como base para desarrollar modelos de IA Entre las estatuas de mármol había un corroído objeto de bronce no más grande que el tamaño de un portátil , etiquetado como pieza 15.087 del museo arqueológico de Atenas. En un primer momento los investigadores se sorprendieron al ver que en la máquina había unos pequeños engranajes. Se sabía que en los molinos de la antigua Grecia se usaban engranajes de madera, pero nunca se habían visto unos engranajes metálicos de tanta precisión , pese a que solo se conservaba un tercio del objeto. nature.com El primero en examinar en profundidad los 82 fragmentos fue Derek J. de Solla Price, acreditado científico y padre de la cienciometría. Hizo radiografías para ver el interior del mecanismo y calculó que la máquina tenía 27 engranajes . Al principio los científicos creyeron que era un objeto más moderno que el azar hizo que simplemente cayese junto a los restos antiguos. Pero examinado más en detalle, las pruebas confirmaron su datación. Un rompecabezas fascinante en el que también intervino Jacques Cousteau , el oceanógrafo más famoso del mundo que en 1976 organizó una expedición a los restos del naufragio, en el que encontraron monedas de plata y bronce que fueron muy útiles para fechar el barco. Empiezan a encajar algunas piezas En su estudio Price dispuso de imágenes bidimensionales que le ayudaron a contar los dientes de cada rueda para sacar dos números: el 127 y el 235. Cifras fundamentales que coincidían con lo que sabían los griegos por entonces sobre el movimiento de los cuerpos celestes. Los investigadores se preguntaron si habían sido capaces de programar una máquina con la que seguir el movimiento de la Luna. Las fases del satélite eran vitales en aquélla época, ya que las fechas de muchas ceremonias se fijaban en función de los ciclos lunares, y servían de guía para plantar los cultivos, fijar batallas o si debían o no viajar por la noche. Los griegos conocían que de una nueva Luna a la siguiente transcurría un promedio de 29,5 días. Pero eso planteaba un problema con respecto a su calendario de 12 meses en el año, porque 12 x 29,5 = 354 días, 11 días menos que el año solar. Pero los griegos también sabían que 1 9 años solares son 235 meses lunares , eso significa que a largo plazo el calendario iba a cuadrar perfectamente con las estaciones. Price descubrió de esta forma uno de los secretos del mecanismo. En la parte trasera de la anticitera encontraron precisamente unas inscripciones que venían a confirmar el hallazgo. En cuanto al 127, Price descubrió que representaba el movimiento de la Luna alrededor de la Tierra. Si se hace el cálculo en 19 años la Luna orbita 254 en torno a nuestro planeta, y el creador de la Anticitera, supuestamente para evitar poner demasiados dientes en una rueda, lo dividió por la mitad, lo que da 127. Sin embargo, Price no consiguió dar con la función de todos los engranajes. Increíble precisión Un equipo internacional de expertos compuesto por arqueólogos, físicos o historiadores se puso en contacto con una empresa británica puntera en el uso de los rayos X y consiguió que llevaran al museo Arqueológico Nacional en Atenas una máquina del tamaño de una furgoneta para hacer miles de radiografías que superpuestas componen imágenes tridimensionales . Revelando un artefacto de una gran cantidad de piezas todas metidas en un espacio reducido. Y el equipo uniendo fuerzas con otro artefacto descubrieron los escritos que había inscritos sobre los fragmentos , dando con otra cifra 223 . Las fases de un eclipse lunar Fue en el museo británico de Londres donde desentrañaron la clave de este número. En torno al año 700 a.C. los antiguos babilonios ya en sus tablas astronómicas reflejaban la importancia del 223, denominado el periodo de 18 años que se usaba para predecir los eclipses. Para los reyes babilonios la proximidad de la fecha de un eclipse significaba buscar a un rey sustituto que asumía su papel para que los malos augurios se quedaran con él, y posteriormente era asesinado. Y el rey volvía a tomar el liderazgo. Todo esto significaba que la anticitera podía predecir eclipses , y eso no era todo ya que los escritos revelaron que también anticipaba a qué hora se producirían, la dirección en la que se proyectarían las sombras o el color que tendrían los eclipses. Y podía replicar el cambio de velocidad de la Luna de acuerdo a una órbita elíptica. Además, la parte frontal del aparato se concluyó que debió haber tenido una maqueta que recreaba la Tierra en el centro y la órbita de cinco planetas. nature.com Los científicos de la University College London utilizando modelos informáticos en 3D recrearon el complejo sistema de engranajes del dispositivo. Dos números críticos en los rayos X de la parte delantera, 462 años y 442 años que representan con precisión los ciclos de Venus y Saturno. nature.com El padre de la creación Pero otras preguntas fundamentales eran quién podría haber inventado un artefacto tan sofisticado y podrían haber existido otros objetos parecidos. En el artefacto los nombres de los meses estaban en corinto. De modo que su creador o bien procedía de la propia Corinto o de una de sus colonias, como Siracusa , la mayor ciudad-estado del mundo griego. Hogar de matemáticos e ingenieros geniales como Arquímedes. La hipótesis no era descabellada ya que fue una mente que se adelantó a su tiempo, cosa que también evidenciaba la anticitera. Uno de los soldados contraviniendo la orden mató a Arquímedes y en el proceso el general romano Marco Claudio Marcelo cuando saqueó Siracusa se quedó con dos objetos de valor que pertenecían al matemático y que se considera que fueron las primeros ensayos que antecedieron a la anticitera Cicerón, el brillante orador romano dejó escritos sobre lo que vio en la casa del nieto del general Marcelo. «Arquímedes había concebido una manera precisa de representar mediante un sólo aparato los mecanismo variados y divergentes movimientos de los astros con sus distintas velocidades, así un mismo eclipse ocurre de la misma manera que ocurre en la realidad». Grandes interrogantes Pero por qué estas ideas nunca llegaron a ver la luz , un artefacto parecido solo se encontró en el mundo bizantino y con los árabes. Algunos también se han preguntado si una máquina de este tipo podría haber tambaleado los cimientos de la sociedad esclavista de la Antigua Grecia, ya que algunas de las labores desarrolladas por los esclavos podrían llevarse a cabo más fácilmente con la ayuda de artefactos con engranajes como el de la anticitera. MÁS INFORMACIÓN Los ‘robonautas’, los nuevos astronautas que se lanzan a la conquista el espacio Soy un ‘faster’: la impaciente sociedad que vive a doble velocidad Reproducir los sueños con inteligencia artificial, la última frontera de las startups visionarias Avatares digitales del cerebro para ofrecer respuestas a la carta frente a la enfermedad Además de cuánto podríamos haber adelantado en nuestra historia de haber tenido acceso a la Anticitera en el tiempo en el que fue creada . La idea más extendida es que la anticitera se perdió en el océano cuando la llevaba a Roma para celebrar el triunfo de Julio César. Sin embargo, este enigma envuelto en un misterio sigue vivo y plantea más preguntas que siguen asombrando y fascinando por igual a todos los que conocen su historia que deja