Si hay vida en Marte, aún no tenemos con qué encontrarla

Por 21/02/2023 Portal

En 1976, los módulos de aterrizaje Viking de la NASA llevaron a cabo una serie de experimentos científicos destinados a buscar rastros de vida en el suelo de Marte . Los resultados fueron contradictorios y se concluyó que las sondas, incapaces incluso de detectar compuestos orgánicos que deberían ser ubicuos, no habían encontrado pruebas concluyentes. Décadas después se sugirió que las propias Viking, que utilizaban un soplete, podrían haberlos incinerado. Ha pasado casi medio siglo y aún mantenemos la misma incógnita. Los orbitadores de las Viking y posteriores misiones a Marte han demostrado que el planeta vecino tenía al principio de su historia (hace de 3.000 a 4.000 millones de años) agua líquida en su superficie donde la vida podría haber prosperado. El rover Curiosity de la NASA halló materia orgánica en antiguos depósitos del lecho de un lago, pero a niveles muy bajos. Otro rover aún más sofisticado, el Perseverance , la encontró en lo que en su día fue el delta de un río, pero podía haber llegado desde el espacio. Quizás no encontremos rastros de vida porque no los haya. Quizás no los encontremos porque hemos mirado en el sitio equivocado. Y quizás el motivo sea, sencillamente, que los instrumentos que hemos enviado al planeta rojo no son lo suficientemente sensibles para detectarla. Esa es la principal conclusión de un interesante estudio llevado a cabo por un equipo internacional liderado por el Centro de Astrobiología (CAB-CSIC-INTA) y que este martes publica la revista ‘Nature Communications’. Noticia Relacionada estandar Si Descubren, cerca de la Tierra, un planeta que parece capaz de albergar vida José Manuel Nieves A solo 31 años luz de distancia, el nuevo mundo se suma a la corta lista de exoplanetas ‘prometedores’ para la búsqueda de vida extraterrestre El equipo entregó a la NASA y a la ESA muestras con restos biológicos de un lugar del desierto de Atacama en Chile muy parecido a Marte. Las versiones terrestres de los instrumentos ya enviados o por enviar al planeta rojo apenas lograron detectarlos o, directamente, no lo hicieron. Piedra Roja Si hay un lugar en la tierra geológicamente parecido a donde trabaja ahora mismo el Perseverance recogiendo muestras, ese es Piedra Roja, en Atacama, el desierto más seco y antiguo del mundo. Se trata de un antiguo delta fluvial que se formó bajo condiciones áridas en el periodo Jurásico, hace más de 100 millones de años. Además, cuenta con una abundante presencia de hematita, el óxido de hierro que le da a Marte su característico color rojo. Vista del sitio inspeccionado Armando Azua-Bustos «Aquí no crecen plantas ni líquenes, rara vez llueve y la única fuente de humedad son las nubes bajas por evaporación del agua del Pacífico», describe a este periódico Armando Azua-Bustos, investigador del CSIC en el Departamento de Planetología y Habitabilidad del CAB. El científico, que lleva investigando la relación entre la vida y el agua en Atacama desde hace más de una década, y su equipo quisieron averiguar qué tipo de microorganismos podrían encontrarse en un lugar tan extremo y singular. Con distintas técnicas, como la extracción de ADN directamente del suelo, dieron con un par de bacterias típicas de los ambientes extremos, pero algunas secuencias de ADN no encajaban con nada conocido. «El 9% de lo que encontramos era imposible de clasificar. Es un porcentaje muy elevado. Para denominarlo hemos propuesto el término ‘Microbioma Oscuro’ que, de forma similar a la Materia Oscura que se estima conforma una importante parte del Universo, sabemos que está ahí, pero podemos identificarla», explica Azua-Bustos. Los investigadores manejan la hipótesis de que se trate de ADN de especies que habitaban la zona hace cien millones de años y no tienen un pariente moderno. »Como si fueran un mamut del pasado«, indica. Después, los científicos quisieron comprobar si las versiones en tierra de los instrumentos que ahora mismo están en Marte o que se enviarán en un futuro próximo serían capaces de dar con las mismas escurridizas biofirmas. Enviaron las muestras a laboratorios de la NASA y a la Agencia Espacial Europea (ESA) y los resultados fueron desalentadores. «El instrumento SAM del Curiosity en tierra es diez veces más sensible que el que está en Marte y tuvo serios problemas para encontrar algo. El de Marte no vería nada», asegura Azua-Bustos. El MOMA (Mars Organic Molecule Analyzer), un instrumento basado en un espectrómetro de masas a bordo del rover Rosalind Franklin que se lanzará en 2028 para buscar vida en el interior de Marte «también tuvo problemas» en la detección. «Si estos instrumentos ya se han visto en aprietos para encontrar biofirmas en Piedra Roja no va a ser nada fácil que lo hagan en Marte», concluye Azua-Bustos. A su juicio, estos resultados subrayan la importancia de traer muestras de Marte a la Tierra, con el fin de utilizar las más potentes técnicas de detección disponibles en los laboratorios. De hecho, la NASA, junto con la Agencia Espacial Europea (ESA) y otras instituciones están actualmente trabajando para traer muestras marcianas a la Tierra, recolectadas para este fin por el Perseverance. También, dicen los investigadores, sería interesante que los nuevos instrumentos de astrobiología que se vayan a llevar a Marte se prueban antes en lugares análogos al planeta rojo como Piedra Roja. MÁS INFORMACIÓN noticia No Logran, por primera vez, invertir la dirección del tiempo en un sistema cuántico real noticia No Diez años de Chelyabinsk, el asteroide inesperado Con todo, Azua-Bustos cree «la vida se originó en Marte en el pasado y tuvo tiempo suficiente para evolucionar y adaptarse a las condiciones más extremas. Si eso ocurrió, incluso podría vivir actualmente, porque hay lugares de Marte que tienen importantes cantidades de agua líquida. Quizás pueda sobrevivir escondida del frío y la radiación solar bajo la superficie. Por eso es importante explorar el interior del planeta, lo que se propone el Rosalind Franklin».