Un estudio sobre las consecuencias inesperadas de la vida sexual de las anchoas en el que han participado investigadores del Instituto Español de Oceanografía y del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) ha conseguido un premio Ig Nobel [ aquí , la lista completa], una parodia de los Nobel otorgada por la revista de humor ‘Annals of Improbable Research’ que cada año reconoce las investigaciones más absurdas e insólitas. El estudio español, llevado a cabo en la Ría de Pontevedra, descubrió que cuando estos peces se aparean las aguas del Atlántico se agitan como en una gran tormenta. Los investigadores analizaron la turbulencia oceánica durante 14 días en la costa de Bueu y se percataron de que aumentaba de 10 a 100 veces cuando las anchoas se juntaban para aparearse durante la temporada de desove. Entonces, las hembras liberan los huevos, y los machos, el esperma para fertilizarlos. La turbulencia de las aguas provocada por el frenesí de los peces era comparable a la provocada por tormentas, vendavales y otros fenómenos naturales, especialmente si ocurría cerca de la costa. El estudio fue publicado en la revista ‘Nature Geoscience’ en 2022. Para el trabajo, ganador en la categoría de Física, los investigadores hicieron uso de la ecosonda acústica instalada en el buque oceanográfico Ramón Margalef del Instituto Español de Oceanogafía (IEO), que registró ecos concurrentes con los incrementos de turbulencia atribuibles a las agregaciones de los peces. Noticia Relacionada estandar No Ig Nobel 2022 para un estudio que explica por qué triunfan los mediocres Judith de Jorge La parodia de los Nobel premia también a un investigador que se aplicó enemas como los mayas, carreras de escorpiones estreñidos o cómo giramos los pomos de las puertas Si bien los investigadores españoles no suelen ser abundantes en los Ig Nobel (se ve que son trabajadores muy serios), este año hacen doblete. El premio de Comunicación tiene contribución nacional: un estudio de las actividades mentales de personas expertas en hablar al revés, cuyo objetivo es conocer cómo el cerebro humano aprende a identificar los diferentes sonidos que forman las palabras. El retrete inteligente Entre los premiados de este año también destaca un estudio polaco sobre por qué los científicos lamen rocas . Al parecer, las partículas minerales dentro de las rocas se destacan mejor en una superficie húmeda que en una seca, por lo que lamer las rocas hace que su identificación sea más fácil. La práctica permite que los científicos puedan reconocer las rocas por su sabor. Se ha llevado el premio de Química y Biología. El de Salud Pública es un artefacto pionero que quizás algún día todos tengamos en casa: el inodoro de Stanford, una letrina ‘inteligente’ que puede conocer la salud del usuario a través de su orina y heces gracias a sus distintas tecnologías. Una tira reactiva analiza la orina en busca de signos de infecciones y enfermedades, mientras un sistema de visión por computadora calcula la cantidad de orina liberada y la velocidad a la que ha sido expulsada. También echa un ojo a la ‘huella anal’, las características únicas del ano de cada cual. Sus creadores son surcoreanos y estadounidenses. El Ig Nobel de Medicina es uno de los mejores. Fue a parar a un equipo internacional que examinó las narices de cadáveres humanos para determinar si hay el mismo número de pelos en cada fosa nasal. Dicen que sus conclusiones podrían ayudar a pacientes con alopecia. Otro grupo ha brillado por utilizar arañas muertas como herramientas de agarre mecánicas. Una contribución al campo de la ‘necrobótica’, que consiste en recuperar cadáveres para construir robots. Es el premio de Ingeniería Biomecánica. MÁS INFORMACIÓN noticia No La NASA empieza, por fin, a tomarse en serio los ovnis noticia Si El James Webb confirma la existencia de un raro mundo oceánico y en el que podría darse la vida Algunos de los brillantes galardonados recogieron su premio la pasada noche en una ceremonia online donde es tradición tirar aviones de papel y se celebra la locura. Todos los ganadores recibieron un billete falso de Zimbabue de 10 billones de dólares. La parodia distingue investigaciones que en un principio pueden parecer absurdas o directamente estúpidas, pero que tienen su interés científico. Como dicen sus organizadores, son «logros que primero hacen reír y después hacen pensar».