El físico James Trefil decía que la mecánica cuántica es una “región del universo donde el cerebro humano, simplemente, no puede sentirse cómodo”. Y esta incomodidad viene dada porque la naturaleza, a escala microscópica, responde a leyes que desafían nuestra comprensión de la realidad macroscópica. Entre estos comportamientos están la superposición (una partícula puede estar en diferentes estados a la vez, como el gato vivo y muerto de Erwin Schrödinger) y el entrelazamiento a distancia o acción fantasmal, como describió Albert Einstein el principio que permite que las partículas separadas y alejadas respondan de forma instantánea y se comporten como un solo sistema. Un espectacular experimento que desafía la velocidad de la luz, publicado este miércoles en Nature por un equipo internacional de científicos, liderado por el ETH (Instituto Federal Suizo de Tecnología) en Zúrich, con colaboración de las entidades españolas ICFO (Instituto de Ciencias Fotónicas) y Quside, demuestra por primera vez esta acción fantasmal en electrones separados 30 metros y con circuitos superconductores, los sistemas más habituales en computación cuántica.