Ha sido necesario recopilar más de 800.000 años de datos para darse cuenta, pero un equipo de investigadores liderado por Edward Armstrong, de la Universidad De Helsinki, acaba de revelar que el norte de África atraviesa, cada 21.000 años, periodos húmedos durante los cuales el desierto del Sahara se vuelve verde, con ríos y lagos atravesándolo de punta a punta. En un estudio recién aparecido en ‘ Nature Communications ‘, los científicos explican que esas fases húmedas y periódicas se producen a causa de sutiles cambios en la órbita de la Tierra alrededor del Sol, alteraciones que sin embargo no tuvieron lugar durante las diferentes edades de hielo sufridas por el planeta en el último millón de años. De esta forma, y por primera vez, los científicos han conseguido simular los intervalos de ‘reverdecimiento’ del Sahara, y demostrar que estos periodos húmedos también fueron influenciados, aparte de las variaciones orbitales, por los efectos de las grandes masas de hielo acumuladas en el hemisferio norte. Noticia Relacionada estandar Si El súbito destello que iluminó todo el Sistema Solar José Manuel Nieves Observan un estallido de rayos gamma tan potente que es detectado por todo tipo de naves, desde las más cercanas al Sol, a las que hay en la órbita terrestre e incluso en Marte, lo que ha permitido determinar su ubicación En palabras de Armstrong, «la transformación cíclica del desierto del Sahara en ecosistemas de sabana y bosque es uno de los cambios ambientales más notables del planeta. Nuestro estudio lleva a cabo uno de los primeros modelos climáticos capaces de simular los períodos húmedos africanos con una magnitud comparable a lo que indican las observaciones paleoclimáticas, revelando por qué y cuándo ocurrieron estos eventos». Desde luego, existen numerosas pruebas físicas que demuestran que el Sahara atravesó ‘etapas verdes’ en el pasado, periodos en los que ahí proliferaron lagos, ríos y todo tipo de animales que dependen del agua, como hipopótamos. De hecho, estos periodos húmedos del norte de África podrían haber facilitado, a través de ‘corredores vegetales’ la salida de numerosas especies del continente, permitiendo su dispersión por el mundo. Una oportunidad que, por supuesto, también utilizaron los primeros humanos. Misterio resuelto En su artículo, Armstrong y su equipo explican que esos periodos cíclicos de reverdecimiento fueron impulsados por cambios en la órbita de la Tierra, especialmente por su precesión orbital. La precesión se refiere a cómo la Tierra, durante su rotación, se tambalea sobre su propio eje igual que lo hace una peonza, cambiando su orientación con respecto al Sol y haciendo que, al recibir las distintas zonas más o menos luz solar, cambien las estaciones. Esta rotación del eje se completa aproximadamente una vez cada 21.000 años y, al determinar la cantidad de energía solar que recibe el planeta durante las distintas estaciones, controla a la vez la fuerza del monzón africano y la expansión de la vegetación en todo el norte del continente negro. Hasta ahora, una barrera importante a la hora de comprender estos eventos impedía a la mayoría de los modelos climáticos simular correctamente estos períodos húmedos, por lo que los mecanismos específicos que los impulsan siguen siendo inciertos. Pero Armstrong y sus colegas implementaron un nuevo modelo climático que ha permitido, en gran medida, averiguar cuáles son exactamente esos mecanismos. De este modo, el estudio confirma que los periodos húmedos en el Norte de África se han venido sucediendo cada 21.000 años y fueron determinados por los cambios en la precesión orbital de la Tierra, que provocó veranos más cálidos en el hemisferio norte, lo cual, a su vez, intensificó la fuerza del sistema monzónico de África occidental e hizo que las precipitaciones aumentaran significativamente en el Sahara. Lo que finalmente provocó que la vegetación tipo sabana se propagara por el desierto. La excepción de las edades de hielo Los datos revelan también que los períodos húmedos no ocurrieron durante las etapas de glaciación, cuando extensas capas de hielo cubrían gran parte de las latitudes altas. Lo cual, según los investigadores, se debe a que estas vastas masas heladas enfriaron la atmósfera y suprimieron la tendencia a expandirse del sistema monzónico africano. Esto pone de relieve una importante conexión entre estas regiones distantes, que puede haber restringido la dispersión de especies, incluidos los humanos, fuera de África durante los distintos períodos glaciales de los últimos 800.000 años. «Estamos muy entusiasmados con los resultados -asegura Paul Valdes, de la Universidad de Bristol y coautor del estudio-. Tradicionalmente, los modelos climáticos han luchado por representar el alcance del «reverdecimiento» del Sahara. Y ahora nuestro modelo logra representar con éxito los cambios pasados y también nos da confianza en su capacidad para comprender los cambios futuros». En su artículo, los investigadores concluyen que toda la región del Sahara puede considerarse como una ‘puerta’ que, al abrirse y cerrarse, controla la dispersión de especies tanto entre el norte y el sur de África como fuera del continente. MÁS INFORMACIÓN noticia No Hallan un nuevo virus en las profundidades de la Fosa de las Marianas noticia No Nuestros antepasados ya creaban estructuras de madera hace 476.000 años: «Eran más parecidos a nosotros de lo que pensábamos» En palabras de Miikka Tallavaara, especialista en hábitats de homínidos de la Universidad de Helsinki y también coautor del estudio, «la puerta estaba abierta cuando el Sahara estaba verde y cerrada cuando prevalecían los desiertos. Esta alternancia de fases húmedas y áridas tuvo importantes consecuencias para la dispersión y evolución de las especies en África. Nuestra capacidad para modelar los períodos húmedos del norte de África es un logro importante y significa que ahora también podemos modelar mejor las distribuciones humanas y comprender la evolución de nuestro género en África».