El bambú es una hierba, gigante, pero no deja de ser una humilde herbácea de la familia de las gramíneas (poáceas) con características muy singulares: algunas especies crecen entre 70 centímetros y un metro en un solo día, es capaz de fijar entre tres y cuatro veces más CO₂ que otras plantas, florece una vez cada 100 o 150 años de media para morir después, sus raíces no profundizan más allá de 100 centímetros, aunque la altura de sus tallos pueda superar los 25 metros en solo tres años, cuando alcanza la madurez, y con no más de tres metros cuadrados pueden aportar sombra sobre una superficie hasta 60 veces mayor. Manuel Trillo y Antonio Vega-Rioja, dos biólogos formados en la Universidad de Sevilla, han creado el primer vivero certificado de bambú no invasivo en Europa, un laboratorio botánico para investigar y aplicar todas las bondades de esta hierba, sobre la que pesan prejuicios más enraizados que los rizomas de la planta.