A sólo 1.500 años luz de nuestro planeta, un tiro de piedra en la escala de las distancias cósmicas, un equipo de astrónomos podría haber descubierto el agujero negro más cercano a la Tierra. Se llama Gaia BH1 y su masa se ha estimado en diez veces la del Sol. Por definición, y al no emitir luz alguna, el agujero negro en cuestión no puede verse directamente, pero los datos del Telescopio espacial europeo Gaia hablan claro, y han revelado el ‘tirón gravitatorio’ que el oscuro objeto ejerce sobre su estrella compañera, que lo orbita y que es similar, en términos de edad y masa, a nuestro propio Sol. Otras investigaciones ya habían encontrado candidatos a agujeros negros cercanos, pero ninguno de ellos ha podido ser confirmado hasta el momento. Sin embargo, Kareem El-Badry, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian en Massachusetts y primera firmante de un artículo recién aparecido en arXiv , está convencida de que su descubrimiento es el mejor candidato hasta ahora. El equipo está tan seguro que Tsvei Mazeh, uno de sus integrantes, no ha dudado en decir que está dispuesto a «apostar mi vida en ello». Noticias Relacionadas estandar Si Predicen la colisión inminente de dos agujeros negros supermasivos cercanos a la Tierra José Manuel Nieves reportaje No Secretos de alto nivel y galaxias ‘espontáneas’: lo que esconden las primeras imágenes del James Webb Patricia Biosca Normalmente, para que los científicos puedan descubrirlo, un agujero negro tiene que estar haciendo ‘algo’ que lo delate, ya sea devorar a su estrella compañera si forma parte de un sistema binario, lo que le hace brillar intensamente en el rango de los rayos X, ya sea fundirse con otro agujero negro, lo que provoca una oleada de ondas gravitacionales que pueden ser captadas desde la Tierra. Pero los agujeros negros inactivos, como es el caso de Gaia BH1, resultan mucho más difíciles de detectar, porque son prácticamente invisibles. Estos agujeros negros suelen estar lejos de cualquier fuente de alimento, de modo que permanecen ‘tranquilos’ y no dan pistas sobre su presencia. En el caso de Gaia BH1, la estrella que lo orbita está aproximadamente a la misma distancia que la Tierra del Sol. Los investigadores no tienen claro cómo pudo llegar a formarse este sistema. Una posibilidad es que el agujero negro fuera originalmente una estrella mucho más masiva que se expandió hasta convertirse en una supergigante roja y luego colapsó, estallando quizás como supernova, aunque en ese caso es poco probable que su estrella compañera sobreviviera. Otro escenario posible es que el agujero negro en realidad no sea solo uno, sino dos orbitándose estrechamente, lo que implica que en origen se trataba de un sistema formado por tres estrellas. Por último, también cabe la posibilidad de que la estrella compañera fuera capturada por el agujero negro mientras pasaba cerca de él. Tan brillante como Júpiter Ahora, El-Badry espera averiguar la verdad llevando a cabo una serie de observaciones de seguimiento con otros telescopios, en busca de evidencia de un agujero negro binario o incluso de planetas que orbiten alrededor de la estrella, lo que podría sugerir que no hubo un evento explosivo. «Definitivamente -dice- esa estrella podría tener planetas. Si vivieras en un planeta alrededor de la estrella, el agujero negro se vería tan brillante como Júpiter, ya que se está ‘comiendo’ una pequeña cantidad del viento solar de la estrella». Se cree que en nuestra galaxia podría haber decenas de miles de agujeros negros como este, y los astrónomos esperan que Gaia pueda localizar en el futuro a un buen número de ellos. Los sistemas como Gaia BH1 son, de hecho, uno de los objetivos de la misión. Según Lukasz Wyrzykowski, de la Universidad de Varsovia, ahora, con un agujero negro tan cerca de la Tierra, «podemos pensar en estudiarlo directamente. Normalmente no tenemos oportunidades de estudiar estos extremos de la física».