El aislamiento espacial de Rusia crece por la guerra en Ucrania mientras Elon Musk saca beneficios

Durante dos décadas, el mundo dependió casi totalmente de los cohetes rusos Soyuz: eran los responsables de transportar a todos los astronautas, independientemente de su nacionalidad, a la Estación Espacial Internacional (ISS), amén de ser los elegidos por muchas empresas para lanzar sus satélites a la órbita. La llegada de operadores privados con sus propios sistemas, como SpaceX (propiedad del siempre polémico Elon Musk), empezó a mermar el negocio ruso en el espacio. Pero la guerra con Ucrania ha terminado de herir casi de muerte las relaciones del país con el resto de las naciones del mundo con capacidad para estar presentes más allá de nuestros dominios terrestres, aislándolo casi a niveles de la Guerra Fría.

El último capítulo de esta historia de decadencia lo ha firmado la empresa británica OneWeb, quien después de rechazar las condiciones de la agencia espacial rusa Roscosmos para enviar sus satélites, ha anunciado una inusual alianza con SpaceX, una compañía, en teoría, rival: tanto OneWeb como SpaceX quieren tener su propia red de banda ancha de internet por satélite, pero Musk no ha dudado en ofrecer sus servicios de transporte espacial para ayudar a la compañía británica después del desplante ruso.

«Agradecemos a SpaceX su apoyo, que refleja nuestra visión compartida del potencial ilimitado del espacio», afirmó en una entrevista Ruth Pritchard-Kelly, portavoz de OneWeb, que confirmó que si bien la cancelación por parte de Roscosmos retrasaría sus planes de tener una red operativa este año, el despegue impulsado por los cohetes Falcon se producirá este verano, si bien aún no existe una fecha fijada.

Un ‘culebrón’ espacial
Los hechos se remontan a principios de este mes, cuando durante la creciente escalada de tensión entre Rusia y occidente por la invasión en Ucrania, Roscosmos en boca de su polémico responsable, Dimitri Rogozin, exigió a la compañía británica que asegurase que sus satélites no participarían en ningún caso en acciones militares y cortase toda relación con el Gobierno británico, que se había mostrado crítico con el régimen de Putin.

OneWeb, cuyo plan es ofrecer banda ancha universal a través de una red que comprenderá 650 satélites, fue rescatada de la bancarrota por el gobierno británico y el gigante indio de telecomunicaciones Bharti Global en 2020. Eutelsat Communications y SoftBank Group se encuentran también entre sus inversores, según informa Reuters. Además, su servicio está enfocado a Gobiernos, por lo que la compañía se negó a aceptar las condiciones rusas. Es por ello que, con los 36 satélites (que se sumarían a los otros 428 en órbita) ya esperando para ser lanzados el pasado 4 de marzo en las instalaciones rusas de Baikonur, en Kazajstán, OneWeb canceló su relación con Roscosmos (incluidos otros cinco vuelos más para completar su megaconstelación de satélites).

«Los satélites han sido retirados y personalmente ignoro si aún están en Kazajistán o no», confirmó Pritchard-Kelly. Por su parte, Rogozin aseguró que nada había sido destruido, que solo había sido una «pérdida de tiempo». La compañía entonces comenzó conversaciones con Arianespace, la empresa francesa que negoció los lanzamientos con Roscosmos (y que a veces opera los cohetes rusos Soyuz), para que les devolvieran las sondas y el dinero pagado por el lanzamiento frustrado. «Los satélites son el menor de nuestros problemas -afirmó para ‘The Verge’ Chris McLaughlin, responsable de OneWeb-. Podemos fabricar dos al día en nuestra fábrica de Florida». Ahora se revela que no era el único interlocutor con el que OneWeb hablaba: SpaceX era el otro protagonista en la sombra. Un giro de guion que ha sorprendido a muchos debido a que Musk tiene en marcha su propia megaconstelación, Starlink.

Aislamiento también en misiones espaciales
Las decisones de Rusia han aislado al país en materia espacial cada vez más. Después de que la Unión Europea aprobase medidas para castigar la invasión en Ucrania, Rusia decidió cancelar todos los lanzamientos con sus cohetes desde el principal puerto espacial de Europa, en la Guayana Francesa, además de retirar al personal ruso. Esta postura provocó que la Agencia Espacial Europea (ESA) anunciara la cancelación de su misión conjunta ExoMars, cuyo objetivo era enviar un rover a Marte en busca de vida antigua. De la misma forma, la ESA busca también otras opciones para enviar sus satélites del programa Galileo (el ‘GPS’ europeo), el satélite EarthCare y la nave Euclid. Todas estas misiones dependían de los cohetes rusos Soyuz, si bien algunas también son compatibles con los propulsores franceses Ariane.

Rogozin también confirmó que Roscosmos suspendía su colaboración con la NASA en la misión Venera, una sonda para visitar el planeta Venus. Además de las amenazas y tuits vertidos por el responsable espacial ruso acerca del futuro de la ISS, unas instalaciones que cesarán su actividad en 2030, si bien Rusia ya había anunciado su intención de no continuar a partir de 2024. Rogozin, sin embargo, incendiaba los ánimos: «Si bloquean la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de una órbita incontrolada y de que caiga en los Estados Unidos o… ¿Europa?», afirmó a través de su cuenta de Twitter, si bien la estación espacial sigue funcionando de forma más o menos normal. Incluso nuevos cosmonautas rusos acaban de llegar a las instalaciones (con unos monos del color de la bandera de Ucrania que han causado estupor y llamado la atención del mundo entero).

Mientras, el propio Musk se ofrece como alternativa a todas aquellos organismos o empresas damnificados por el ‘cerrojazo espacial’ ruso en torno a los cohetes Soyuz: desde la NASA -con la que colabora regularmente y a la que le ha entregado el transporte de sus astronautas a la ISS y la vuelta de los mismos a la Luna con el programa Artemis- hasta empresas privadas como OneWeb. Y sin olvidar el ‘intercambio dialéctico’ entre el magnate dueño de SpaceX y los principales dirigentes rusos, así como sus alusiones a Putin, a quien ha llegado a retar a un combate cuerpo a cuerpo.