Los comportamientos homosexuales en especies distintas a la humana se consideran un enigma evolutivo porque no contribuyen directamente a la reproducción, pero no son ni una aberración ni una equivocación de la naturaleza. Son bastante comunes y tienen una explicación. Según un estudio liderado por la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA) , instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Almería, ocurren especialmente entre animales sociales que interactúan dentro de un grupo, como los primates. ¿El objetivo? Probablemente reforzar los vínculos entre sus miembros y evitar los conflictos, especialmente entre los machos. Los investigadores recurrieron a la literatura científica para examinar el comportamiento sexual en más de 250 especies de mamíferos y comprobaron que las prácticas homosexuales son comunes: se registran en aproximadamente el 5% de las especies y el 50% de las familias. Y probablemente sean más, ya que hay especies que pueden no haber sido estudiadas. Además, lo practican por igual machos y hembras. Según los datos actualmente disponibles, tiende a ser particularmente prevalente en algunos linajes, especialmente entre los primates, donde se ha observado en al menos 51 especies, desde lémures hasta simios, como nuestros parientes más cercanos: los chimpancés y los bonobos. «Cuando hablamos de comportamiento homosexual nos referimos una interacción sexual entre individuos del mismo sexo que suele ser momentánea y transitoria. El comportamiento es igual al que tienen con individuos del otro sexo, desde la cópula al cortejo», explica a este periódico José María Gómez, autor principal del estudio e investigador del Departamento de Ecología Funcional y Evolutiva de la EEZA-CSIC. Solo en algunos casos se forman parejas, «como dos hembras de chimpancé para cuidar a sus crías que han tenido con otros machos». Noticia Relacionada estandar Si David Peña-Guzmán: «Los animales sueñan con nosotros y a veces somos los monstruos de sus pesadillas» Judith de Jorge El investigador de origen mexicano publica un libro en el que narra el mundo onírico de pulpos, gorilas, perros o elefantes Alianzas sociales Los investigadores han detectado que son las especies sociales las que mayor probabilidad tienen de exhibir este tipo de interacciones homosexuales. Estos resultados, dicen en la revista ‘Nature Communications’, apoyan la hipótesis de que esta conducta sexual se ha visto favorecida evolutivamente como una forma de establecer, mantener y reforzar relaciones sociales que pueden aumentar los vínculos y la alianza entre miembros de un mismo grupo. «Hay dos tipos de hipótesis para explicar estos comportamientos. Las no adaptativas consideran que son una consecuencia de una mala identificación del género o las consideran aberrantes por no haber sido capaces de alcanzar a practicarlo con individuos del otro sexo. Sin embargo, las adaptativas consideran que cumplen una función. Beneficia al individuo que lo practica porque aumenta los vínculos sociales con individuos dominantes , incrementa sus interacciones sociales positivas y evita la agresión, sobre todo entre los machos», explica Gómez. El estudio refuerza las hipótesis adaptativas. «Si el comportamiento homosexual contribuye a aumentar las interacciones sociales positivas, se esperaría que fueran más frecuentes en especies sociales que en las solitarias. Y eso es lo que vimos», señala. «No es un rasgo aberrante sino una adaptación», concluye el biólogo evolutivo. MÁS INFORMACIÓN noticia No Nobel de Física 2023 para las herramientas de luz que permiten ver en tiempo real qué pasa en el interior de los átomos noticia No Los ocupantes de una cueva de Granada ya tejían cestos hace 9.500 años, entre los más antiguos del mundo Este análisis comparativo filogenético también ha hallado una relación entre esta conducta sexual y la violencia intrasexual, en este caso solo para machos. Las especies cuyos machos son más violentos tienen mayor probabilidad de que exhiban este comportamiento sexual durante algún momento de su vida. «Como es el caso para la mayoría de rasgos, la evolución nos ha dejado un rastro de valor incalculable para entender ese comportamiento en la naturaleza», afirma Miguel Verdú, del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CSIC-Universidad de Valencia-Generalitat Valenciana).