El frío de la última glaciación no pudo con ellos. Ni siquiera las mortales temperaturas de las zonas más montañosas de la Península Ibérica , en efecto, lograron evitar que, hace entre 21.000 y 15.000 años, en el Paleolítico Superior, nuestros antepasados las ocuparan regularmente y fundaran en ellas prósperas comunidades. Algo que hasta ahora no se creía posible pero que acaba de ser demostrado por un estudio recién publicado en PLOS ONE por una docena de investigadores españoles, entre ellos Manuel Alcaraz-Castaño, de la Universidad de Alcalá, y Javier Aragoncillo-del Rió, del Geoparque Mundial de la UNESCO Molina-Alto Tajo. Hasta ahora, como se explica en la introducción del artículo, la investigación sobre las antiguas poblaciones de cazadores-recolectores de la Península Ibérica se había centrado principalmente en las regiones costeras, por lo que «el conocimiento del poblamiento humano de todo el interior ibérico sigue siendo escaso para el Último Glacial». De hecho, se pensaba que las condiciones frías y secas del interior de la península habrían sido demasiado duras en esa época para que esas poblaciones humanas las habitaran. Pero este estudio demuestra que no fue así. Noticia Relacionada estandar No El ADN de un hombre de hace 23.000 años sugiere que la península ibérica fue un refugio aislado en la Edad de Hielo Judith de Jorge Dos investigaciones completan la historia de las poblaciones humanas de Europa Los investigadores, en efecto, han presentado numerosas pruebas de ocupación humana de la Península Ibérica a gran altitud en el Paleolítico Superior. En concreto, las pruebas proceden de un lugar llamado ‘Charco Verde II’, en la provincia de Guadalajara y a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar. Una región que, según puede leerse en el estudio, «se enfrenta a uno de los climas más duros de la Península Ibérica». A pesar de lo cual fue ocupada «durante algunas de las fases más frías y áridas del Último Glacial». Algunas de las herramientas halladas por los investigadores en el yacimiento Aragoncillo-del Río et al., 2023, PLOS ONE La abundancia allí de herramientas y adornos ha revelado una secuencia de ocupaciones humanas recurrentes hace entre 21.000 y 15.000 años, un lapso de tiempo que incluye uno de los períodos más gélidos y duros de la última glaciación. El hallazgo, por lo tanto, cuestiona frontalmente la idea de que los humanos del Paleolítico Superior evitaron el interior de la Península Ibérica debido a su duro clima y, en cambio, muestra que el interior albergó asentamientos complejos y relativamente densos incluso durante los períodos más áridos y fríos. MÁS INFORMACIÓN noticia No Nobel de Física 2023 para las herramientas de luz que permiten ver en tiempo real qué pasa en el interior de los átomos noticia Si Anne L’Huillier, Nobel de Física 2023: «Tenemos problemas, como el cambio climático, más importantes que llegar a la Luna» Estos hallazgos se suman a la creciente evidencia de ocupaciones del Paleolítico Medio y Superior en toda esta región, lo que indica que la histórica falta de evidencia de sitios de cazadores-recolectores en el interior de Iberia no es un reflejo exacto de las distribuciones humanas prehistóricas, sino más bien el resultado de la investigación, que hasta ahora ha priorizado el estudio de las regiones costeras y descuidado las del interior.