El 9 de octubre de 2022, un súbito y poderoso estallido de rayos gamma (GRB por sus siglas en inglés) iluminó de improviso nuestro Sistema Solar. Antes de llegar hasta aquí, la luz de ese evento, fruto probablemente la violenta explosión de una estrella y catalogado como GRB 221009A, tuvo que recorrer 2.400 millones de años luz, lo que significa que comenzó su viaje cuando en la Tierra las únicas formas de vida eran bacterias. Sin embargo, y a pesar de la gigantesca distancia, cuando ese destello descomunal llegó hasta nosotros seguía siendo extremadamente brillante. Tanto, que fue detectado por distintos tipos de naves y misiones espaciales a lo largo del Sistema Solar. Un equipo internacional de investigadores ha recopilado todos los datos disponibles y acaba de publicarlos en un artículo que puede consultarse en el servidor de prepublicaciones arXiv . Desde el Sol hasta Marte La primera detección fue hecha por STEREO A, una de las dos naves gemelas que estudia lo que sucede en el Sol desde distintos ángulos, proporcionando así una visión estereoscópica similar a la de los seres humanos. Apenas 100 segundos después, la luz llegó a la Tierra, donde fue captada por el Observatorio Swift y el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, ambos especialmente diseñados para observar el espacio en esas longitudes de onda. Fueron estos dos telescopios en órbita los que observaron cómo el brillo de la explosión persistía durante 10 horas antes de desvanecerse. Un brillo que al principio fue tan intenso que saturó el detector de Fermi y permitió incluso que distintos astrónomos aficionados lograran captar la explosión en el espectro visible durante varias horas. En la órbita terrestre, también las cinco naves Themis, diseñadas para estudiar la magnetosfera de nuestro planeta, fueron capaces de registrar la lejana y poderosa explosión. Noticia Relacionada abc podcast estandar No La mayor explosión del Universo José Manuel Nieves Setenta veces más poderoso que cualquier otro GRB registrado hasta ahora, su brillo cegó a la mayoría de los instrumentos que lo detectaron el pasado mes de octubre Cuatro minutos después la luz de GRB 221009A llegaba a Marte, donde fue registrada también por la nave MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile Evolution) que orbita el planeta rojo estudiando su composición atmosférica. Después, el destello siguió su camino y abandonó nuestro sistema planetario para siempre. Todo tipo de naves Lo interesante de este evento es que, incluso a una distancia gigantesca, el brillo de esa estrella moribunda pudo ser observado en una buena parte del sistema solar interior, lo que ha permitido obtener numerosos datos de interés. Por un lado, gracias a los distintos momentos de observación y sabiendo dónde está cada telescopio, los científicos lograron triangular la fuente del GRB, lo cual muy pocas veces es posible, y determinar su ubicación con una precisión de aproximadamente un grado. El estudio muestra también que la heliosfera de nuestro Sistema Solar puede verse afectada por estos fenómenos de altísima energía. Hace muy poco tiempo que la humanidad dispone de detectores repartidos por todo el Sistema Solar, y a medida que nuestra flota interplanetaria aumente, los estudios como éste serán cada vez más detallados. MÁS INFORMACIÓN noticia No La luna Calisto, de Júpiter, tiene mil veces más oxígeno del que debería, y los científicos no pueden explicarlo noticia Si Descubren por azar los restos de una mujer y dos niños neandertales en el almacén de un museo de Barcelona Si hay algo que este trabajo ha puesto en evidencia es que nuestros instrumentos científicos son capaces de mostrarnos cosas inesperadas. No olvidemos que, a excepción de los telescopios Fermi y Swift, ninguna de las naves que recopilaron datos para este estudio estaba diseñada para captar GRB. Sencillamente estaban en el lugar correcto y en el momento adecuado.