Los humanos, como el resto de los mamíferos y las aves, somos de sangre caliente. Esto significa que, a diferencia de los reptiles de sangre fría, podemos producir nuestro propio calor corporal. Gracias a ello los mamíferos son más activos y se mueven más rápido y más lejos, clave para dominar la mayoría de los ecosistemas. Cuándo se originó la endotermia ha sido hasta ahora uno de los grandes misterios de la paleontología, pero un equipo internacional de científicos cree haber encontrado a las primeras criaturas con esta característica: ancestros de los mamíferos que vivieron hace 233 millones de años. Para llegar a esta conclusión, los investigadores examinaron el oído interno de fósiles de 56 especies extintas de las cuales surgieron los mamíferos. En concreto, se fijaron en los conductos semicirculares, que contienen un líquido llamado endolinfa, importante para detectar la rotación de la cabeza y el equilibrio, y cuya viscosidad cambia según la temperatura del cuerpo, al igual que un trozo de mantequilla pasa de sólido a líquido en una sartén caliente. Al examinar fósiles de hace 233 millones de años, el equipo descubrió que había cambios en esta estructura, lo que indicaba su adaptación a la nueva viscosidad impuesta por una temperatura corporal elevada. Para los autores, una prueba irrefutable de la transición de sangre fría a sangre caliente «Hasta ahora, los canales semicirculares se usaban generalmente para predecir la locomoción de organismos fósiles. Sin embargo, al observar detenidamente su biomecánica, descubrimos que también podríamos usarlos para inferir la temperatura corporal«, dice Romain David, del Museo de Historia Natural de París. «Esto se debe a que, como la miel, el líquido contenido dentro de los canales semicirculares se vuelve menos viscoso cuando aumenta la temperatura. Por lo tanto, durante la transición a la endotermia, se requirieron adaptaciones morfológicas para mantener un rendimiento óptimo, y pudimos rastrearlas en los ancestros de los mamíferos», añade. Bigotes y pelaje Para el estudio fueron fundamentales los fósiles del Karoo sudafricano, que ofrecen un registro ininterrumpido de la evolución de la vida durante un intervalo de casi 100 millones de años, documentando la transformación de animales parecidos a reptiles (los terápsidos) a mamíferos con exquisito detalle. Además, debido a que el Karoo estaba situado más cerca del Polo Sur en ese momento como resultado de la deriva continental, la temperatura corporal más cálida sugerida por la geometría del oído interno no puede deberse a un clima más cálido en general. Utilizando técnicas de tomografía computarizada de última generación y modelos 3D, los investigadores pudieron reconstruir el oído interno de docenas de ancestros de mamíferos del Karoo sudafricano y de otras partes del mundo, y lograron señalar exactamente qué especies tenían una anatomía del oído interno consistente con una temperatura corporal más cálida y cuáles no. Diferencias de tamaño entre los oídos internos (en gris) de ancestros de mamíferos de sangre caliente (a la izquierda) y de sangre fría (a la derecha) Romain David y Ricardo Araújo La fecha de la aparición de la endotermia es consistente con los hallazgos recientes que indican que muchos de los rasgos generalmente asociados con el hecho de ser mamíferos, como los bigotes y el pelaje, también evolucionaron antes de lo esperado. Además, los resultados respaldan que la transición evolutiva a la sangre caliente fue inesperadamente rápida. MÁS INFORMACIÓN Hallan en Atapuerca la cara del primer europeo Descubren un nuevo dinosaurio gigante con los brazos ridículos del T. rex «Nuestro artículo demuestra sorprendentemente que la adquisición de la endotermia parece haber ocurrido muy rápidamente en términos geológicos, en menos de un millón de años», dice Ricardo Araújo, de la Universidad de Lisboa. «No fue un proceso gradual y lento durante decenas de millones de años como se pensaba anteriormente, sino que tal vez se logró rápidamente cuando lo desencadenaron nuevas vías metabólicas similares a las del origen del pelaje», señala.
