Todo lo que hace el cuerpo humano, desde pensar hasta distribuir la sangre, requiere energía, y cualquier interrupción en su generación, función que recae principalmente en las mitocondrias (el orgánulo donde tiene lugar la respiración celular), está relacionada con una amplia gama de enfermedades. En estas factorías energéticas, que transforman el azúcar y la grasa, la coenzima Q10, una molécula popularizada por la industria cosmética, juega un papel fundamental, mucho más allá de los presuntos beneficios estéticos. Un estudio conjunto del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (Universidad Pablo de Olavide -UPO- y CSIC), del Laboratorio de Fisiopatología Celular y Bioenergética (UPO) y el Ciberer del Instituto de Salud Carlos III advierte de que la deficiencia de esta substancia está infradiagnosticada y propone nuevas fórmulas para analizar su presencia en la sangre y las necesidades de tratamiento.