Lo nunca visto: miden en un púlsar un campo magnético de 1.600 millones de Tesla

En el corazón de la Vía Láctea , y a cerca de 22.000 años luz de distancia, los astrónomos han detectado una estrella diferente a las demás. Su campo magnético, en efecto, supera con creces cualquier cosa que los científicos hayan visto antes. La estrella en cuestión es un púlsar, lo que queda de una estrella que una vez brilló como el Sol y que ha llegado al final de su vida. Se llama Swift J0243.6+612 , y con su campo de 1.600 millones de Tesla, casi multiplica por dos cualquier récord anterior. Para hacerse una idea de esta potencia magnética descomunal, basta recordar que un imán de nevera ronda los 0,001 Tesla , y que las más potentes máquinas de resonancia magnética no superan los 3 Tesla. En experimentos de laboratorio, el ser humano ha conseguido a duras penas superar los 1.000 Tesla, y eso solo durante unos pocos microsegundos. Por eso, los 1.600 millones de Tesla de Swift J0243.6+6124 se antojan como algo realmente increíble, solo al alcance de estos objetos cuya masa está comprimida hasta el extremo y que giran sobre sí mismos a velocidades de vértigo. Desde el principio, Swift J0243.6+6124 ya se consideró como un objeto a tener en cuenta. Un púlsar es un cadáver estelar, el remanente de una estrella que la gravedad ha aplastado hasta tal punto que una gran parte de su masa, antes en un cuerpo de quizá millones de km de diámetro, está ahora comprimida en un espacio de un puñado de km. Algo similar a tratar de guardar un elefante dentro de una caja de cerillas. En esas condiciones de compresión extrema, con los neutrones de los núcleos atómicos pegados unos a otros, la materia se comporta de formas extrañas, y si el púlsar además gira sobre sí mismo incluso varias miles de veces por segundo, el resultado es una potente emisión de rayos X. Y un campo magnético descomunal. MÁS INFORMACIÓN El trágico destino de una estrella ‘espaguetizada’ por un agujero negro a 35,5 millones de kilómetros por hora Este púlsar en concreto, además, también es el único ejemplo conocido en la Vía Láctea con una estrella compañera, que lo alimenta con su propia materia lo suficientemente rápido como para generar chorros de esa materia surgiendo de sus polos a la vez que emiten potentes señales de radio. Una serie de características que hacen que Swift J0243.6+6124 sea un objeto totalmente irresistible para cualquier astrónomo o astrofísico. Sin embargo, medir el campo magnético de un objeto lejano no es una tarea sencilla. Incluso los que tienen la fuerza del de Swift J0243.6+6124 se debilitan rápidamente a medida que se alejan de su fuente, hasta que se vuelven totalmente indetectables. Afortunadamente, los campos dejan un rastro que los científicos pueden seguir: la forma en que el intenso brillo de rayos X se dispersa a medida que los electrones pasan zumbando a través de la pista magnética, algo que se conoce como ‘característica de dispersión de resonancia de ciclotrón’ y que puede capturarse con observatorios espaciales de rayos X como Insight-HXMT. Con estas herramientas, Investigadores de la Academia de Ciencias de China y la Universidad Sun Yat-Sen en China, y la Universidad de Tübingen en Alemania, analizaron el púlsar. Sus conclusiones aparecen publicadas en ‘ The Astrophysical Journal Letters’ . Dado que Swift J0243.6+6124 es el único púlsar de rayos X ultra luminiscente de nuestra galaxia, tener una medida precisa de su campo magnético da a los astrónomos una mejor idea de lo que podría estar sucediendo cerca de su superficie. Como un tipo de estrella de neutrones, los púlsares como Swift J0243.6+6124 están hechos de átomos aplastados en configuraciones mucho más allá de cualquier cosa que podamos crear en la Tierra. Sus propiedades magnéticas ayudarán a comprender los misterios de algunos de los objetos más exóticos del espacio.